Un jubilado amante de las antigüedades abre en Alfoz un museo de la radio

María Cuadrado Fernández
MARÍA CUADRADO ALFOZ / LA VOZ

A MARIÑA

XAIME RAMALLAL

Valentín atiende el centro, con unas 200 piezas de diferentes épocas, países y marcas

13 jun 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

Valentín González Paz (Alfoz, 1947) está dispuesto a compartir con el mundo el resultado de una de sus pasiones: coleccionar aparatos de radio. Este vecino de San Pedro de Mor lleva media vida dedicado a coleccionar antigüedades, pero fue a partir de 1992 -cuando se jubiló de la factoría Alcoa- cuando se volcó de lleno y comenzó a reunir aparatos de radio procedentes de varios países, de diferentes épocas y marcas. Por el momento tiene sobre unas doscientas y con éstas acaba de abrir en Alfoz su propio museo de la radio. La iniciativa es 100 % obra de Valentín, ya que de él partió la idea y él ha sido el que económicamente ha sufragado todos los gastos, desde la compra de los receptores hasta la construcción de unas instalaciones junto a su casa (próxima al campo de fútbol), donde se exhiben los aparatos de radio.

Desde hace aproximadamente una semana el museo está abierto a todo el público, los siete de la semana, en horario de mañana y tarde. Es el propio Valentín el que se ocupa de atender a los visitantes. Además de emisoras de radio también tiene gramolas, tocadiscos antiguos... Posee aparatos de radio con mueble en forma de capilla o de catedral, y la mitad de todos los que atesora aún funcionan, sin necesidad de ser restaurados, asegura el coleccionista: «Un dos aparatos compreino en Porto (Portugal) e dixéronme que só había catro no mundo. ¡Non sei o que ten de certo!».

Este alfocense se hizo con buena parte de su colección recorriendo ferias y mercados de artesanía y de antigüedades. Adquirió piezas en Sarria, en Santiago, en Cospeito, en Viveiro... y en otros lugares: «Compreille dous aparatos de radio a unha francesa, que lle insistía á miña muller que non funcionaban, pero que eran para coleccionar e expoñer». Alguna de las reliquias fueron obsequios. «Miña irmá regaloume unha radio, que ao parecer era da sogra», confiesa.

A sus 70 años, Valentín decidió dar el paso y montar el museo tras años coleccionando piezas que fue almacenando en una de sus propiedades. Una pasión que le permitió suplir las carencias de juguetes y de otros medios que padeció siendo niño: «Nós eramos unha familia pobre, non tiñamos radio e iamos escoitala á casa dos veciños. Eu fun un neno que non tiven xoguetes. E agora, gústame ter de todo. Do que me vin privado sendo neno gústame poder disfrutar agora».

Disfrutar

Porque eso es realmente lo que hace Valentín. Pasa horas observando y probando las piezas que ha ido reuniendo en los últimos 26 años: «Alí paso horas e horas mirando para elas. Non teño nengunha preferida. E cando ven algún visitante que tamén comparte afección, alí botamos a tarde ou a mañá de parola. Hai uns días viñeron dous matrimonios de Viveiro».

Entrada gratuita. Las visitas al museo de la radio son gratuitas. Es Valentín quien abre y cierra las instalaciones.

La anécdota. Tiene muchas, pero recuerda la ocasión en la que un comprador americano estaba interesado especialmente en uno de los aparatos de radio rusos.

«Si fora novo gustaríame comprar a fábrica de caseras de Viloalle para ter dous museos»

Aunque expuso piezas en el Castelo de Castrodouro, Valentín confiesa que su verdadero sueño sería montar dos museos: el de la radio y otro con todas las piezas que tiene de labranza. «Si fora novo gustariame comprar a vella fábrica de caseras de Viloalle (Mondoñedo) para ter alí os museos», reconocía ayer. Valentín, de Casa de Tin, donó en el 2015 un banco de castaño (escano) al Museo Provincial de Lugo, donde forma parte de la colección estable. El banco había sido de un militar que vivió en Alfoz, recuerda.