Dos exiliados de A Pontenova y Ribadeo ayudaron a compatriotas en Venezuela

La Voz

A MARIÑA

CEDIDA

Jesús Vázquez Gayoso salvó a cientos de personas de la cárcel, y Ángel Díaz ayudó a curar a miles de la malaria

10 jun 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

El suyo fue un viaje sin retorno. Sus nombres y sus obras quedaron sepultados en la sombra del silencio. Pero merecen la gloria y la luz por su trabajo, su solidaridad y su altruismo en los años del duro exilio. Jesús Vázquez Gayoso, de A Pontenova, salvó a cientos de compatriotas de la cárcel y los campos de concentración y llegó a ser Ministro de la República en el destierro. Y Ángel Díaz Vázquez, médico de Ribadeo, fue el padre de la investigación de las enfermedades endémicas del Trópico. El ingrato Olvido, mal de este tiempo, los tiene presos, con mano de hierro, en su propia tierra natal…

Venezuela fue uno de los principales países receptores de gallegos tras la guerra. Escapaban del hambre, de la miseria, de la dictadura de Franco. Muchos se embarcaron de forma ilegal rumbo a un rico país que requería mano de obra para la industria y el campo. El investigador Xurxo Martínez Crespo en su obra Ilegales destaca que Vázquez Gayoso (Vilaoudriz 1909-México 1970) fue la tabla de salvación de muchos exiliados e inmigrantes irregulares españoles que, gracias a él, lograron una residencia legal.

Gayoso había ingresado en 1931 en el cuerpo diplomático y fue miliciano durante la guerra. Marchó al exilio con su familia, a Francia, Cuba y Panamá, y se asentó Venezuela. En ese país, la República en el exilio lo nombró Cónsul en 1945 cuando el gobierno venezolano de Rómulo Betancourt rompió relaciones con Franco y reconoció, durante cuatro años, al gobierno republicano en el exilio como el legítimo de España. Entonces, en el país, existían campos de internamiento para inmigrantes sin papeles que eran deportados a España con el riesgo cierto de acabar siendo represaliados por el franquismo.

Visados y malaria

Gayoso consiguió visados y permisos de residencia para que cientos de compatriotas pudieran quedarse. Y eso produjo un gran efecto llamada pues comenzó una masiva llegada de barcos con emigrantes y exiliados clandestinos que pasaban uno o dos meses en alta mar para realizar más de 5.000 kilómetros de singladura. El pontenovés promovió, además, entre la colonia española, la creación de una institución para acoger exiliados. Pero en 1948, tras el golpe de Estado de los militares contra el presidente democrático, Rómulo Gallegos, -sustituido por Carlos Delgado y por Pérez Jiménez- tuvo que dejar el país y trasladarse a México.

Parecida labor altruista la realizó el doctor Ángel Díaz Vázquez, nacido en Ribadeo en 1912. Había sido médico militar al servicio de la República durante la guerra y también se exilió en Venezuela donde coincidió con Gayoso. Ángel Díaz fue médico rural y coordinador del Instituto de Medicina Tropical desde el que desarrolló un efectivo plan que salvó la vida a miles de nativos e inmigrantes de enfermedades letales como la malaria y otras.

Ministro de la República en el exilio y una hija vicepresidenta de Pfizer

Jesús Vázquez Gayoso estudió Leyes en Oviedo y se doctoró en Madrid. Fue profesor de la Facultad de Derecho y colaborador del semanario ribadense Las Riberas del Eo. Militó en el Partido Radical Socialista en cuyas filas se presentó a las elecciones en 1934 por Lugo y cofundó Izquierda Republicana. Al estallar la guerra, fue nombrado Secretario Técnico de Gobernación y comandante del Cuerpo de Carabineros.

A su término, marchó a La Habana donde creó la Escuela Libre de La Habana con exiliados de A Mariña como Luis Tobío o López Durá y, según Cuadriello, fue profesor de la Universidad de La Habana con su hermano Juan. En ese tiempo colaboró en medios cubanos y de la emigración, a veces con el seudónimo Antón D’Alence.

Tras salir de Venezuela en 1948, marchó a México y formó parte del consello supremo de la organización antifranquista España Errante. De 1960 a 1962 fue nombrado Ministro por gobierno de la República Española en el exilio que presidía el militar granadino Emilio Herrera Linares. Según datos facilitados por la familia, Gayoso se casó en La Habana en 1948 con la hija de un exiliado madrileño, Felisa Abad, que tenía entonces 17 años. Él le llevaba 22. Tuvieron cinco hijos: Jesús Antonio (1951), José Ángel (1953), Juan Félix (1955) y Felisa y Dolores, nacidas en 1960. Todos se educaron en México en el prestigioso Colegio Madrid fundado por exiliados. Una de las hijas, Felisa, estudió en Providence, Rhode Island (Estados Unidos), fue profesora en las universidades de Montreal (Canadá) y Melbourne (Australia) y ahora ejerce en el Departamento de Ciencias de la Computación en el Hunter College de la Universidad de Nueva York.

La otra, Dolores, fue profesora de Medicina en la Universidad de Connecticut y en la actualidad es vicepresidenta y especialista en Desarrollo e Investigación Clínica de Laboratorios Pfizer, la prestigiosa industria farmacéutica que tiene 96.000 empleados distribuidos en 175 países y fabrica productos de cardiología, urología, dolor, oncología, ojos, etc.

El ribadense acogió a ocho hermanos, fundó Lar Gallego y fue condecorado

Si el silencio y el olvido cayeron sobre Vázquez Gayoso, mayor fue el que se abatió sobre el doctor Ángel Díaz Vázquez (Ribadeo, 1912) que tuvo gran notoriedad en el exilio pero escaso eco en su tierra natal. Ángel Díaz se licenció en 1935 en la Universidad de Madrid. La guerra civil lo sorprendió cuando era profesor ayudante de Pediatría en la Facultad de Medicina y se incorporó al Cuerpo Médico del Ejército Republicano. Al acabar la contienda, se exilió en Venezuela, fue contratado por la División de Malariología del Estado y trabajó en zonas rurales para erradicar esa enfermedad. En 1957 fue trasladado a Caracas en donde, durante años, investigó, coordinó y desarrolló el Instituto de Medicina Tropical y fue profesor de Patología Tropical en la Universidad de Caracas.

Su labor asistencial y de investigación le dio gran prestigio y reconocimiento social e intelectual. Publicó numerosos trabajos sobre pestes como la malaria, el paludismo, el mal de Chagas… y fue miembro de la prestigiosa Royal Society of Tropical Medicine and Hygiene de Londres. El Congreso venezolano le otorgó las órdenes de Francisco de Miranda y de Andrés Bello, las más altas distinciones del país.

Desde el exilio, Ángel Díaz buscó acomodo a sus ocho hermanos que, tras la guerra, se habían quedado en Ribadeo. Y en 1945 fue cofundador del republicano Lar Gallego de Caracas que tuvo como directivos a Silvio Santiago, Díaz Villamil o Xosé Velo, el galleguista que años después realizaría el sonado secuestro del trasatlántico Santa María. Ángel Díaz murió en Maracay en 1985, cuando tenía 73 años.

martinfvizoso@gmail.com