Una ballena que varó en Burela revela cómo vivían hace 1,8 millones de años

s. serantes VIVEIRO / LA VOZ

A MARIÑA

PEPA LOSADA

Un crustáceo extraído por la Cemma de una yubarta confirma que durante el invierno criaban en el Mediterráneo y en verano migraban al Atlántico Norte para alimentarse

04 jun 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

Cooperación científica internacional, dedicación constante de la Coordinadora para o Estudo dos Mamíferos Mariños (Cemma) y la casualidad del lugar donde apareció muerta una yubarta. La confluencia de esos factores pone el nombre de Burela en una investigación que revela algunos hábitos de las ballenas a principios del Pleistoceno, hace unos 1,8 millones de años. Ahora se considera confirmado que las que criaban en el Mediterráneo central durante la época más fría en el hemisferio norte migraban al Atlántico Norte en el período más cálido para alimentarse.

Lo cuenta la Cemma, que cita una investigación dirigida por Alberto Collareta, del Departamento de Ciencias de la Tierra de la Universidad e Pisa (Italia), y publicada en la revista Neues Jahrbuch für Geologie und Paläontologie. Al sur de Italia, la región de Apulia está reconocida como antigua área de concentración de ballenas en reproducción por los hallazgos de fósiles de un crustáceo que vivía adherido a ellas. Los científicos italianos quería saben si solo se hospedaban en las del Mediterráneo o también en otras que migrasen desde ese mar a zonas de más latitud en el Atlántico Norte.

Analizaron un fósil del desaparecido Coronula Bifida, un crustáceo de las ballenas localizado en Apulia de aproximadamente 1,8 millones de años de antigüedad. Comprobaron que su concha empezó a desarrollarse en aguas calientes, que en una fase intermedia creció en aguas frías y que volvió a la calidez inicial. Averiguar si esa conclusión era fiable requería comprobar si el fósil había sufrido alteraciones.

Y es ahí donde entra en escena el crustáceo extraído por el Cemma en la ballena jorobada que varó en Burela a finales de julio del 2011. En una necropsia que le practicaron en el muelle tomaron muestras de Coronula Diadema, un crustáceo actual considerado el más cercano al Coronula Bifida, y las conservaron en el Banco de Mostras Biolóxicas da Rede de Varamentos de Galicia. Tras analizar los mismos parámetros en los dos, desde el Cemma explican que los científicos «non atoparon indicios que comprometesen a fiabilidade» de la investigación con la que dan por acreditado que las ballenas migraban desde el Mediterráneo al Atlántico Norte porque al comienzo del Pleistoceno también eran «ricas áreas de alimentación».

La yubarta o ballena jorobada de la que el Cemma sacó crustáceos apareció varada en la playa burelense de O Cantiño el 26 de julio del 2011. De más de seis metros de largo y unas dos toneladas de peso, fue remolcado al puerto, donde al día siguiente el Cemma le practicó la necropsia que ahora pone a Burela en una investigación internacional.

 

Con un fósil de un crustáceo que se adhiere a los cuerpos de las ballenas datado hace 1,8 millones de años, los científicos italianos comprobaron que migraban del cálido Mediterráneo al Atlántico. Averiguar si lo que indicaba ese fósil era fiable requería comprobar si había sufrido alteraciones con el tiempo. Fue posible comparándolo con el que extrajo la Cemma de la yubarta varada en Burela.

Alberto Collareta, La Cemma

Alberto Collareta, del departamento de Ciencias de la Tierra de la Universidad de Pisa, dirigió el estudio que confirma la migración de las ballenas al inicio del Pleistoceno.

La Cemma aportó los crustáceos que recogió en el 2011 de la yubarta de Burela.