«Tienes que creer en lo que haces»

j.a. VIVEIRO / LA VOZ

A MARIÑA

04 mar 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

Trabajar en el Hospital da Costa (desde hace tres décadas, en el área de Ginecología) y tener tres hijos no han sido condicionante para que Carmen Pena Ulloa, con la ayuda de su marido, crease la tienda de ropa multimarca Fontana. Lo hizo al poco de dar a luz a su primera hija, que ahora ya tiene 19 años. Después llegarían dos más, que en la actualidad tienen 16 y 13 años. «Disponíamos del local y nos lanzamos. Mi marido es realmente el emprendedor. Es muy inquieto, porque le viene de tradición. La suya es una familia a la que le gusta mucho tener negocios». Así, hace nueve años, Carmen abrió también en Viveiro una franquicia de Dándara, su segundo establecimiento de moda.

«Pensamos en la tienda y, la verdad, no nos ha ido nada mal. Al principio era más fácil, porque no había tanta competencia, Internet... pero nos consolidamos bastante bien», recuerda Carmen Pena, que habla con entusiasmo de su segunda faceta profesional. «Cuando trabajo en el hospital, mi jornada laboral es de ocho a tres de la tarde. Vengo para Viveiro, como con mis hijos y con mi suegra, que es una gran ayuda, y vengo para la tienda, sobre las cuatro y media. Aquí está trabajando una chica que es la cara visible del establecimiento. Tengo mucha suerte con las empleadas que he tenido. Los sábados también abrimos, e incluso algún domingo».

Para ayudarle a compatibilizar la vida profesional y la familiar, cuando los críos eran pequeños, Carmen recuerda que siempre tuvo personal doméstico: «Más o menos hacían la misma jornada que yo. Pero hay muchas cosas que están de tu mano. Y cuando cierras la tienda y llegas a casa debes tener tiempo para los niños, tanto mi marido como yo».

La experiencia, para ella, ha sido y sigue siendo plenamente satisfactoria: «Mi trabajo en el hospital es muy seguro y cuando estaba soltera hacía una vida muy cómoda», recuerda. Pero en un momento dio un vuelco. Su matrimonio, los hijos, un negocio: «Te cambia la vida y la mentalidad».

Al cerrar la tienda y llegar a casa, comienza otro trabajo: «Preparar el día siguiente, organizar, la contabilidad... Siempre hay algo. Es raro que me acueste antes de la medianoche». Pero al hacer balance no tiene dudas: «Sí estoy muy contenta. Tenemos una clientela muy buena, la gente de Viveiro y de los alrededores es fantástica y siempre nos ha tratado muy bien».

¿Su secreto? «Hoy en día, sacar un negocio adelante es complicado. Nosotros teníamos un respaldo económico y humano, con mi suegra, que es muy importante. Pero no hay mucho secreto: tienes que creer en lo que estás haciendo».