La situación más incómoda la sufre siempre el árbitro

A. Leiras Martínez EXÁRBITRO DE 3.ª DIVISIÓN

A MARIÑA

20 feb 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

En esta pasada jornada futbolística nos hemos acostado con la noticia de una nueva “sentada” sobre un terreno de juego. Me preocupa que esta medida se vuelva viral y nos encontremos con “sentadas” cada fin de semana, máxime cuando pueden dar lugar a situaciones peligrosas. Imaginemos que un equipo marca gol con los jugadores rivales sentados. En muchos casos esa acción desembocará, como mínimo, en empujones y amenazas entre jugadores. Imaginemos igualmente que un equipo necesita dos goles para ascender por goalaveraje y su rival se sienta. ¿Irá dicho equipo a por los goles o respetará la protesta rival?

En cualquier caso, la situación más incómoda la sufre siempre el colegiado. Él solo, ante jugadores, entrenadores y público, deberá decidir si suspende el partido, si toma medidas disciplinarias o, por el contrario, si simplemente permanece de pie esperando que pase el tiempo. Cualquiera que sea su decisión, será muy protestada en un partido ya caliente. Me gustaría que todo aquel jugador, entrenador o aficionado amateur haga la siguiente reflexión: ¿en qué categoría estoy? Sea cual sea la respuesta, deberá de darse cuenta de que el colegiado de su partido tiene, cuando menos, la misma categoría que él. En frío, cualquier seguidor del fútbol aficionado es consciente de que no podemos exigir a ningún jugador de categoría autonómica rendir al nivel de Messi, Sergio Ramos o Iago Aspas. ¿Por qué queremos entonces arbitrajes de este nivel?

Nos mueven las emociones, la competitividad y la rivalidad. El domingo por la tarde todos nos sentimos importantes, nos imaginamos que somos las estrellas de nuestros equipos en cualquier campo regional, llámese A Granda, O Cascabeiro o Martínez Otero, y no nos paramos a pensar en que estamos ahí por afición, por pasar un buen rato con amigos y, lo peor, jugándonos el físico y el riesgo de una lesión que nos pueda dejar una temporada sin trabajar durante la semana. Durante años tuve que lidiar con jugadores que gritaban fuera de sí sobre un terreno de juego. Pasados unos minutos muchos me decían: ‘arbi perdona, entiende que estoy a 200 pulsaciones’. Tenían razón. Y los árbitros también están a esas pulsaciones, pero tienen que transmitir total tranquilidad y lidiar con los 22 jugadores que inician un partido sobre el campo, más banquillos y cuerpo técnico. Ah! Y hacer un partido perfecto! ¿Os parece fácil?

Todos debemos concienciarnos de que quien está con el silbato en la mano en un campo regional generalmente está en período de formación, tanto personal como arbitral, y que tiene todo el derecho a equivocarse. Lo único que pido a los jóvenes colegiados es humildad, reconocer que nos equivocamos y utilizar los errores para mejorar. Deben demostrar que nunca se levantan un domingo por la mañana pensando en ‘hoy voy a fastidiar al equipo visitante’.

Por último, creo que desde la Real Real Federación Galega de Fútbol deberían proteger a los jugadores y árbitros ante este tipo de medidas de protesta que pueden acabar generando situaciones poco agradables. Como su lema dice, debemos de estar “Todos Unidos polo Fútbol Galego”, seamos árbitros, jugadores, directivos o aficionados, y conseguir entre todos que el fútbol mariñano vuelva a ser lo que era hace unos cuantos años, una referencia en Galicia.