Rotondas de Viveiro y baches de la N-642 disparan los gastos de los transportistas

s. serantes VIVEIRO / LA VOZ

A MARIÑA

L.V.

Camioneros reclaman soluciones porque los amortiguadores de sus vehículos duran seis veces menos si pasan de modo habitual por esas carreteras

30 ene 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

No es la primera protesta y, probablemente, tampoco la última. Sin carreteras alternativas, el diseño de dos rotondas de Viveiro y la multitud de baches de la N-642 a su paso por Foz y Cervo causan daños a todos los automóviles. Camioneros que circulan habitualmente por esos viales vuelven a reclamar soluciones porque los gastos de mantenimiento de los vehículos y sus plataformas se disparan, mermando sus ya ajustados ingresos, por el coste de sustituir piezas y porque las reparaciones les restan horas e incluso días de trabajo.

Cuesta creer que un camión articulado consiga girar en dos rotondas de Viveiro. Una, la de Verxeles, entre las avenidas de Ferrol y Navia Castrillón, de paso obligado para los que proceden de la LU-540 (Viveiro-Xermade). Y otra, la de A Misericordia, especialmente complicada para los vehículos pesados cuando no les queda otra opción que tomarla porque vienen desde Covas por la LU-862 y se dirigen por ese mismo vial hacia Celeiro.

Con pericia y experiencia, los profesionales del volante lo logran, pero los amortiguadores y los rodamientos de sus vehículos se resienten, hasta el punto de que cuando circulan habitualmente por esas dos rotondas no les queda más remedio que cambiar los amortiguadores cada 30.000 kilómetros, asegura un profesional. Como referencia, añade que esas piezas suelen durarles alrededor de 200.000 kilómetros. Solo ese mantenimiento supone alrededor de doscientos euros, pero no es el único porque afirma que también los rodamientos se dañan más rápido, y en ese caso reponerlos les sale en unos seiscientos euros.

Los camioneros saben que en la rotonda de Navia Castrillón y avenida de Ferrol la solución es difícil, entre otras razones porque no hay espacio para cambiar un ángulo de giro de casi noventa grados. Con la de A Misericordia sí hay remedio, sostienen porque ahí sí se dispone de terreno suficiente para ampliarla y no obligarles a las forzadas maniobras que ahora deben realizar.

Los transportistas que se han dirigido a La Voz pidiendo que se transmitan esos problemas dicen que han solicitado reunirse con el gobierno de Viveiro para proponer remedios. Siguen esperando que los convoquen.

La carretera de los baches

Conocida como carretera de la costa, la N-642 que discurre entre Barreiros y San Cibrao es otro suplicio, para los camioneros y para todos los conductores que pasan habitualmente por ahí. Sin opción, porque sigue siendo la única vía de comunicación por la franja litoral de A Mariña. Depende del Ministerio de Fomento, que recientemente, como tantas veces en los últimos lustros, ha licitado otro rebacheo. Ahora son tres millones de euros para mantenimiento de veinte de los kilómetros de una calzada plagada de baches.

Como casi siempre durante muchos años, es imposible circular por la N-642 a su paso por los municipios de Cervo y Foz sin que el vehículo bote en alguno de los innumerables baches que salpican su trazado. Además de su innegable repercusión en la seguridad vial, daña los automóviles. Profesionales del transporte insisten en reivindicar soluciones, por los perjuicios económicos que les ocasiona a ellos y, sobre todo, por el conjunto de los usuarios de esa carretera.

Ningún vehículo, ni ligero ni pesado, se libra de circular por las dos rotondas de Viveiro que traen de cabeza a los transportistas porque, pese a ser la localidad más grande de A Mariña, es la única sin circunvalación. Esa variante se anunció a principios de siglo, igual que la autovía entre Barreiros y San Cibrao, ambas como compensación al desvío de la Transcantábrica hacia el interior. No hay proyectos, presupuestos ni fechas para esas obras.