El excomité de Alúmina arrastra aún las consecuencias del «Casón»

Lucía Rey
lucía rey CERVO / LA VOZ

A MARIÑA

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Los afectados han vivido traumas, divorcios y enfermedades asociadas a lo ocurrido en 1987

10 dic 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

Traumas, divorcios y separaciones, problemas familiares, precariedad económica e incluso enfermedades físicas y mentales son algunas de las consecuencias derivadas del Casón que arrastran todavía los miembros del excomité de empresa de Alúmina-Aluminio, que fue despedido al completo tras el episodio que puso en jaque a la comarca de A Mariña, y del que se cumplirán 30 años el martes. «Nosotros entramos como pardillos a realizar la labor que teníamos que realizar como comité de empresa: proteger a los trabajadores. Era nuestro deber garantizar la seguridad de la fábrica», recuerda Juan Andrés Pérez Vila, que en 1987 era el secretario del comité que se opuso a la entrada en la factoría de San Cibrao (entonces llamada Inespal, hoy Alcoa) de un cargamento de bidones tóxicos procedentes del buque de bandera panameña, que había embarrancado una semana antes junto a Fisterra. Lo ocurrido en las 72 horas siguientes, hasta que los bidones fueron cargados desde el puerto de Morás, y en los meses posteriores, hasta que un juzgado de Lugo declaró los despidos «procedentes», dando por extinguidos los contratos de trabajo que los vinculaban con la empresa, fue un cúmulo de «despropósitos e irregularidades», según manifiesta Pérez Vila.

«Nos llamaron ‘terroristas’ y ‘agitadores profesionales’ cuando somos personas normales, como cualquiera que ande por la calle», asegura. Todas las familias sufrieron las consecuencias «Unas quedaron mejor, otras peor, pero ninguna tan bien como estaba antes. Todas pagamos las consecuencias», reflexiona el hombre, cuyo hijo mayor, que entonces tenía 13 años, sufre un trastorno bipolar que los psiquiatras asocian al trauma vivido en esa época. «Las pasó canutas porque llevaba allí toda la vida, tenía sus amigos en Burela. Lo pasó muy mal. Los psiquiatras dijeron que el detonante de haberle salido la enfermedad fue el tema de los bidones», comenta el hombre, cuya mujer también toma medicación desde entonces. «Aquello también dejó muchos matrimonios rotos, muchas separaciones, mucha gente con depresiones grandes», apuntó. La mayoría de los despedidos abandonaron la comarca, pero nunca recuperaron el tren de vida que llevaban antes del Casón.

En empleos precarios

«En la zona quedaron algunos que eran naturales de Viveiro y de por ahí, pero lo pasaron bastante mal. Y aún hoy en día están con empleos precarios al lado de lo que tenían. Económicamente perdimos muchísimo porque pasamos de estar cobrando allí, cuando nos echaron, una media de 250.000 pesetas, que entonces era un dineral, a pasar a cobrar 100.000 en empresas pequeñas. Y eso nos repercutió en todo, sobre todo en la jubilación. A raíz del Casón, todo se jorobó», señaló, antes de poner otro ejemplo sobre el poder adquisitivo del que se vieron privados. «Incluso a los prejubilados de Alúmina-Aluminio les dieron una indemnización para salir, y aparte les quedó el tope de la pensión», finalizó.