Paz Infante, el emigrante de Riobarba que dirigió la Federación de Sociedades Gallegas

La Voz

A MARIÑA

Nació en 1896, dejó el Seminario a los 15 años y a los 17 se marchó a Cuba

09 oct 2017 . Actualizado a las 08:43 h.

Vicente Paz Infante fue uno de esos emigrantes que, en contacto con mundos diferentes y bien alejados de la sociedad caciquil, atrasada e inculta, de la Galicia de fines del siglo XIX, ensanchó su mente, conoció nuevas ideas y adquirió un compromiso político y social que, desde las filas socialistas, lo acompañó hasta el final de sus días en 1938 en Buenos Aires. Había nacido en 1896 en el Concello de Riobarba, hoy integrado en O Vicedo. Su familia, de fuertes convicciones católicas, quiso orientar su vida hacia el sacerdocio y lo llevó al Seminario. Pero, al cumplir los quince años, se rebeló contra ese camino que otros decidieran y abandonó el centro.

La emigración se le apareció entonces como una salida, como una puerta a la esperanza y a un futuro mejor en el que todo estaba por hacer. Marchó a Cuba con 17 años y, como tantos, se empleó de bodeguero, de mozo de café.

Entonces, 1913, los gallegos dominaban en La Habana el negocio de pensiones, fondas, cafés y bares. Los dos primeros censos cubanos del siglo XX cifran que en 1907 el 56,3 % de sus propietarios eran españoles, mayoritariamente de Galicia, y en 1919 lo era el 49,5 %.

Ahí conoció Paz Infante la vida dura y el sacrificio. El propietario le proporcionaba gratis comida y estancia en un cuarto al fondo del local y le daba una paga que, aunque pequeña, desde la austeridad le permitía ahorrar algún dinero. Trabajaba sin horario, dispuesto a toda eventualidad, y aún así sacaba tiempo para acudir a las clases nocturnas

del Centro Gallego.

Extranjero pernicioso

En él contactó con otros paisanos en parecidas circunstancias y, casi sin querer, se introdujo en organizaciones gremiales y sindicales. Muy joven aún fue secretario general del Sindicato de la Industria del Café y desarrolló una amplia actividad política entre la clase obrera. Ante ella, la dictadura de García Menocal -que gobernó Cuba de 1913 a 1921- emitió en 1919 un decreto por el que Paz Infante fue extraditado a España bajo la acusación de «extranjero pernicioso».

En España fue enviado a prisión pero vio conmutada su pena por servicios a la Armada. Y al poco tiempo se exilió a Uruguay y luego a Argentina. Su libreta de embarco -como recuerda Hernán M. Díaz- dice que era «ateo».

En Buenos Aires se afilió a Hijos del Partido de Vivero y a Nueva Era de Vilanova porque esta última sociedad estaba integrada en la Federación de Sociedades Gallegas.

A través de ella, Paz Infante ingresó en esa poderosa y reivindicativa entidad en la que trabajó en su órgano de prensa -El Despertar Gallego, luego Galicia- y ocupó relevantes cargos.

Fundó Hijos de Riobarba, que dirigió hasta su muerte, militó en el Centro de Socialistas Españoles y en el Centro Republicano Español y falleció en la capital argentina a los 42 años a causa de una apendicitis mal operada.

La difícil convivencia de socialistas y nacionalistas

La Federación de Sociedades Gallegas (FSG) en Argentina fue la entidad más defensora de los derechos y las necesidades de los emigrantes y la de mayor y más rotundo compromiso antifranquista. Fundada en 1921, en ella convivían, con dificultades, socialistas -los vicedenses Paz Infante, José Cobelo y Alfredo Baltar- y galleguistas agraristas (Alonso Ríos), nacionalistas (Blanco Amor), socialistas (Picallo) y separatistas (el ribadense Lino Pérez).

En 1928, los socialistas controlan la directiva y Paz Infante es secretario general. Era marxista radical y combatió con dureza al nacionalismo. Llevó todo el peso de la organización y su juventud -tenía 32 años- e inexperiencia no supieron buscar el acuerdo y la lucha en común con los galleguistas, que se escindieron.

Con la llegada de la República, los nacionalistas desplegaron una gran actividad vinculada al proyecto de la autonomía gallega. Mientras, los socialistas confiaban todo a la labor del gobierno. Así lo escribía Paz Infante en Acción Gallega en agosto de 1933 «debemos proteger a los gallegos en la Argentina, que están en la miseria, y dejar de lado los problemas de España».

Pero dos años después, en 1935, él, que fuera actor principal de la ruptura, fue agente de la fusión y la unidad de unos y otros pues «si en el continente se debe ir hacia la unidad de las izquierdas, no se explica cómo podría continuarse en la emigración con una política de alejamiento».

La reunificación llegó con el Frente Popular y el golpe del 36. Las dos facciones renovaron sus dirigentes para evitar recelos e impedimentos y los dos que salieron del proceso, Gerardo Díaz y Antonio Alonso, fueron durante 25 años referentes de una entidad en la que comenzaron a destacar otros líderes como Alfredo Baltar y José Cobelo -amigos de Paz Infante y vicedenses como él- y sobre todo Francisco Lores, fallecido el pasado 14 de septiembre, y una de las últimas figuras claves de la emigración gallega en Argentina por su lucha y compromiso social.

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La sociedad logró fondos para el Frente Popular pero le reprochaban que «esquenciera» su origen gallego

Hijos de Riobarba fue una de las ocho sociedades de emigrantes de Buenos Aires que se convirtieron en Centros de Recaudación para remitir fondos de Ayuda al Frente Popular en las elecciones de 1936. Las otras fueron las de Boiro, Quiroga, Nogueira de Ramuín, Ourense, Gomesende, Silleda y Cospeito. Ese compromiso político la llevó a promover el Cooperativismo y a suscribir un manifiesto de apoyo a la República cuando el golpe militar de 1936.

A pesar de su posicionamiento, la sociedad no se libró de las críticas del nacionalismo. La revista Céltiga -que tuvo como director al ribadense Eliseo Pulpeiro- publicó el 10 de agosto de 1929 una noticia sobre un gran festival artístico que Hijos de Riobarba iba a organizar ese mes en la Casa del Pueblo de la calle Ribadavia 2150.

Programa teatral

En ella se informa que el programa teatral era a cargo de la Agrupación Artística Juan B. Justo, que representaría Personas buscadas de Abatí y Díaz y Basta de suegros de Eduardo Lustondo, y que el coro de la sociedad cantaría varias canciones de su repertorio y «la señorita Zulema Otero cantará canciones de moda y hará exhibición de baile moderno». El redactor de la noticia tomó partido y apostilló: «¡Lástima grande que en este programa no despunte por lado alguno el carácter “gallego” de la entidad organizadora! ¿Es que todos sus socios se “esquencieron” ya de su propio origen?..». Tras la guerra civil, ya muerto Paz Infante, la sociedad quiso fusionarse con Hijos de O Vicedo pero éstos rechazaron el ofrecimiento porque no les gustaron «algunos párrafos insertados por ellos en el periódico de la FSG».