No les falléis. Acudid a la llamada de socorro. El barco se hunde y todos somos imprescindibles en el reflotamiento. Son solo dos partidos. 80 minutos. Este club se merece que nos remanguemos (hablo como un hincha más) para ayudar a achicar agua y evitar el descenso a Segunda División. Por Beto, por Juan Palmeiro, por Juanma, por Revilla, por Julio Delgado, por Pardeiro, por Renato, por Hélder... Por todos aquellos futbolistas de la casa que han situado Burela y A Mariña en el mapa de la mejor liga del mundo del fútbol sala. También por toda aquella gente que a la sombra o en primera línea ha contribuido de una manera decisiva, y siempre con muy buena fe, a que por el Vista Alegre hayan pasado las grandes estrellas de un deporte en el que somos campeones de Europa y del mundo. La historia y el calor fraternal que desprende el escudo naranja están por encima de cualquier rencilla o malestar por alguna decisión que se crea equivocada. Mañana hay que llenar el Vista Alegre y animar. Gritar como nunca para tratar de salvar el orgullo de un club que durante años ha sido la envidia de media España. El Burela está muy tocado, pero no hundido.