Fomento parchea la N-642, pero retarda la autovía que algún día la sustituirá

salvador serantes VIVEIRO / LA VOZ

A MARIÑA

p. losada

Aún no ha adjudicado el proyecto para los 10,5 kilómetros que van de Burela a Foz

03 abr 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

Dice el Ministerio de Fomento que por la N-642 circula cada día una media de 11.000 vehículos, que en verano llegan a 15.000. De San Cibrao hasta A Espiñeira, en Barreiros, esa carretera está plagada de baches. Ese suplicio para los conductores intenta mitigarlo Fomento parcheando los tramos donde reaparecen los socavones. El ministerio que ahora preside Íñigo de la Serna reacciona cuando conducir por esa carretera daña a los automóviles y se convierte en un riesgo para la seguridad vial. Por lo que trasciende públicamente, actúa con la misma velocidad que lleva el proyecto de la autovía comprometida a principios de siglo para sustituir a la vetusta N-642.

En la página web de Fomento es posible comprobar cómo va el proceso para hacer realidad la A-74, la Autovía de A Mariña. En julio del 2015, cuando aún la llamaban A-82, ese ministerio anunciaba que había «iniciado los trabajos de redacción del proyecto de trazado y construcción del tramo Barreiros-Foz». Un trayecto de 10,5 kilómetros en el que estimaba una inversión de 140,6 millones de euros. Un año después, en julio del año pasado, la Dirección General de Carreteras licitó el proyecto. El 10 de noviembre estaba previsto abrir los sobres con las ofertas de las empresas interesadas. Según la web de Fomento, ayer seguía sin adjudicar.

Para diseñar el tramo Barreiros-Foz, Fomento ha consignado 2,75 millones de euros, de los cuales este año preveía invertir 1,03, el próximo 1,37 y 0,34 millones en en el 2019. Las cuentas del Estado indican que durante el año pasado dedicaron 0,51 millones a la autovía que algún día suplirá a la N-642, en la que este año preveían invertir 2,3 millones.

El trayecto Barreiros-Foz solo es un tercio de los 33,5 kilómetros programados para la Autovía de A Mariña. Los 20 kilómetros restantes, los que unirían Foz y San Cibrao, siguen parados en el estudio de impacto ambiental.