«Siempre fui muy buena estudiante, si no llevaba todo al día me agobiaba»

Susana Luaña Louzao
susana luaña SANTIAGO / VIVEIRO/ LA VOZ

A MARIÑA

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Con un currículo brillante, la mindoniense Sara González García inicia ahora un estudio de la contaminación en Santiago

19 nov 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

Rompe con todos los tópicos, habla con naturalidad de los premios extraordinarios, becas y buenos expedientes acumulados a lo largo de su vida y lo hace con tal simpatía que es difícil imaginarla horas y horas encima de los libros estudiando. Pero lo hizo. Por eso no es producto de la casualidad sino de su inteligencia, del esfuerzo y de la disciplina que Sara González García, doctora en Ingeniería Química por la Universidade de Santiago, haya sido elegida por la Real Academia Española de Ingeniería como la mejor ingeniera química joven de España, reconocimiento que la llevará el martes a Madrid para recoger una medalla Agustín de Betancourt «por sus contribuciones a la identificación y cuantificación de las cargas ambientales derivadas de procesos industriales basados en la madera, así como a la resolución de los problemas relacionados con el desarrollo sostenible de tales sectores industriales».

Natural de Mondoñedo, donde ya hincaba los codos con decisión, se matriculó en Ingeniería Química casi por casualidad. La verdad es que tenía un amplio abanico para elegir. «Le dedicaba muchas horas al estudio, siempre fui muy buena estudiante, si no llevaba todo al día me agobiaba; esa es la verdad, yo no soy de las que dicen que no estudiaba». Y ese esfuerzo le reportó una nota tan alta en la selectividad, que le daba para hacer una ingeniería. «Era una especialidad nueva, de hecho yo soy de la séptima promoción, estaba en auge y mis profesores me animaron. Entonces la nota estaba más alta incluso que la de Medicina, donde se matriculó mi hermana, así que me decidí».

Y a partir de ahí todo fue rodado. Fue premio extraordinario de fin de carrera y de doctorado, consiguió un contrato para hacer el posdoctorado en el extranjero, a su regreso firmó otro con el prestigioso programa Juan de la Cierva y quedó de primera en su rama, se presentó a los contratos Ramón y Cajal -«por probar», dice- y fue la que alcanzó mejor puntuación en España... Y el broche de oro lo recibirá el martes cuando reciba la medalla que la acredita como la mejor investigadora española menor de 40 años. Solo tiene 34, pero acumula ya 74 publicaciones científicas.

Se podría pensar, con esa trayectoria y esa especialidad, que realiza una labor investigadora encerrada en un laboratorio, pero nada más lejos de la realidad. Sara González realiza muchos trabajos de campo y sus estudios sobre los residuos de los procesos industriales de la madera le obligaron, sobre todo en los años que pasó en Finlandia, Inglaterra y Portugal, a trabajar con ingenieros forestales, y en los proyectos que emprende ahora, con matemáticos, físicos y hasta psicólogos, «lo que demuestra que la ingeniería química es multidisciplinar». Y tanto para la Escola Técnica Superior de Enxeñaría como para el departamento de Enxeñaría Química y para ella en particular es muy importante el premio de la Real Academia «porque nos da mucha visibilidad dentro del campo de las ingenierías», admite.

Ya tiene entre manos un nuevo proyecto: «Vamos a analizar las cargas ambientales de varias ciudades, entre ellas Santiago. Se trata de determinar si son sostenibles no solo medioambientalmente, sino también desde una perspectiva social y económica». De ahí la necesidad de contar con colaboradores de otras disciplinas.

Y todo ello, inmersa en una responsabilidad mucho mayor que la de sus trabajos de investigación: el cuidado de su pequeño Felipe, de tan solo seis meses. Sonríe al hablar de él: «Va a la guardería de la USC, que es muy cómoda, y ya crece viendo trabajar a su madre».

La protagonista. Natural de Mondoñedo, es doctora en Ingeniería Química. Fue galardonada con una medalla Agustín de Betancourt.

Proyectos. Estudió las consecuencias ambientales de los procesos industriales de la madera y ahora analizará el metabolismo urbano de ciudades como Santiago.