Pancho Lestegás, a sus 105 años, votó en Foz

m. c. VIVEIRO / LA VOZ

A MARIÑA

m. c. / pepa losada

Momentos de «chispa» y algunas anécdotas en una jornada que se prolonga más de 14 horas por 63 euros

27 sep 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

Si la clase política desea despertar el interés de los más pequeños por las urnas, no estaría de más revisar el manual de instrucciones para los miembros de las mesas electorales e incluir un epígrafe en el que se indique la importancia de tener siempre a mano una bandeja con caramelos. Los niños se “pirran” por introducir en la urna el voto de padres y abuelos, pero siempre hay alguno que no se conforma y es incapaz de abandonar el local con la duda: “¿E aquí non tedes caramelos? Son los momentos de chispa en las jornadas electorales que se extienden durante más de 14 horas diarias, trabajo que la Administración valora en 63 euros. Siendo miembro de una mesa electoral, la política y los políticos se ven de otra manera. Al madrugón le siguen las presentaciones, los trámites a cumplimentar, la revisión de urnas y cabinas, de papeletas (cientos de ellas acaban en la basura al final del día)... Lo ideal es llegar con el manual leído, aunque la veteranía siempre ayuda.

El domingo fue un día tranquilo en Foz, al menos electoralmente hablando. Y en una mesa con menos de 500 electores, la jornada discurrió sin sobresaltos, con las mismas costumbres que en buena parte de las “macromesas” de ciudades; con concentración de votantes a mediodía y sobre las 18 horas. Mientras una amplia mayoría de personas que superan los 60 llegó con la papeleta preparada, los más jóvenes iban directos a la cabina. Y fue precisamente un joven el que abrió la jornada de votaciones, apurada hasta el máximo por una pareja que emitió su voto a las 19.55 horas. Hubo de todo, desde la visita para votar del centenario de Foz, Pancho Lestegás, hasta la de los que se estrenaron como votantes, entre ellos una futura periodista. Y, aunque el ser miembro de una mesa es un deber cívico ineludible, la Administración no se acuerda de que el cuerpo hay que alimentarlo. Pero, ¡siempre hay quien se apiade y nos sorprende con un aperitivo y unos pinchos que reconfortan! Entre el buen humor de los votantes que ironizan sobre las tres veces que este año han sido llamados a las urnas, las conversaciones entre la mesa y los interventores para ponerse al día en cuestiones de actualidad municipal, las risas de a quien casi se le cuela entregar la tarjeta sanitaria en vez del DNI, el caso de quien llega con el carné pero sin el sobre y la papeleta?. así discurrió una jornada más seguida por internet que por la tele. Un domingo más hemos privado a los jubilados de Marzán de jugar en su local social una partida de brisca o al chinchón, pero es lo que toca. Por el local pasaron más del 60 % de los vecinos del barrio con derecho a voto, la Guardia Civil, la Policía Local, trabajadores de la Administración local, de Correos, apoderados?. Todo tranquilo, sin denuncias ni llamadas al orden? El único sobresalto llega de fuera, cuando la policía nos entrega una circular, solo a título informativo, de la Xunta Electoral de Mondoñedo para informar de la denuncia de En Marea por uso de material “que contén lema electoral por parte de persoas apoderadas e interventoras do PP”. Somos un barrio tranquilo, donde la mesa estuvo integrada por trabajadores en activo siempre acompañados de interventores (del PSOE y del BNG), que han demostrado su entrega al partido, que nos han ofrecido su colaboración y que hasta en el momento del recuento (más del 54 % de votos para el PP) hicieron gala de ser unos caballeros.

El día acabó en el juzgado, adonde llegan los sobres con toda la documentación tras el recuento final.

Los más mayores llegan con la papeleta de casa

Siempre hay quien trae un pincho para los de la mesa