«La maldición de A Maruxaina»

Pablo Mosquera
Pablo Mosquera OPINIÓN

A MARIÑA

16 ago 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

Ignorantes e incultos con un bolígrafo y poder. Liberamus dómine. Carencias para realizar su trabajo, del que dependemos los demás. Faltos de ética, o que lo dejan todo perdido por la cochambre.

Estas son las acepciones en lengua castellana de los titulares con los que pretendo denunciar públicamente lo que ya denominamos «la maldición de A Maruxaina». Los primeros ejercen autoridad bajo la ley del embudo. Si usted aparca su coche en el camino para tractores en la playa de Esteiro o celebra una merienda en el, denominado, «castillo de Cubelas» de San Ciprián, será reo para un solemne expediente por ocupar los dominios de costas, calificando el hecho como falta grave. Pero si se cisca o vomita en los dominios del señor costas, con sede en Lugo, en playas o aledaños de San Ciprián, los días en torno a la Maruxaina, tranquilo, que se ha implantado la patente de corso para hacer lo que le venga en gana a la chusma.

Los segundos, aunque con estudios superiores, y ocurrencias como la de facilitar el paso a camiones cargados de alcohol, pero prohibir tal, a visitantes que acudían al Museo Provincial del Mar, a la presentación de un libro; o hacernos pasar por la vergüenza de prohibirle el acceso a nuestra invitada, la Diputada Provincial de Cultura, mientras bandarrias provistos del mejunje necesario para alcanzar el estado cuasi comatoso, pasaban, por testículos, en dirección a La Atalaya de San Ciprián, para ocupar un espacio del que responde la delegación Provincial de Costas. Por cierto, la coordinación del operativo, antes descrito, lo preside una Enfermera, que debió lograr la amnistía en materia de Salud Pública.

En cuanto al tercer epíteto, no hay más que ver y estar a pie de pueblo y comprobar la infinita capacidad del ser humano para producir excretas de toda índole, dejando un aroma indescriptible para que no haya dudas sobre el cariz de la fiesta que sufrimos los contribuyentes parroquianos de Santa María de Lieiro.

«Hemos venido a emborracharnos...»

La Ley de Seguridad Ciudadana del 2014, prohíbe y sanciona los botellones, con multas hasta 600.000 euros. La Ley 17/2010, de 17 de diciembre, para la prevención del consumo de bebidas alcohólicas, del Parlamento de Galicia, también se la pasan por el arco del triunfo. Aquí la responsabilidad o incluso la Prevaricación, corresponde al Subdelegado del Gobierno en la provincia de Lugo.

Los de Islas San Cyprianus, tuvimos el 13 de agosto, la misma sensación que se adivina tuvieron los Celtas del Monte Medulio, cuando vieron llegar las falanges imperialistas romanas. Y es que se ha impuesto la subcultura que canta. «Alcohol, alcohol, alcohol... Hemos venido a emborracharnos...».

Atrévanse y hagan una consulta popular entre los habitantes-ciudadanos del lugar.