Las enormes fortunas de O Pote, que era analfabeto, y del viveirense Rodríguez Vázquez
A MARIÑA
En la emigración algunos amasaron fortunas y la mayoría regresó, más o menos, como se fue. Y algunos aunaron éxito y fracaso.
José López Rodríguez era de Maside (Ourense) y analfabeto. Le llamaban O Pote por su desmedida afición al caldo. Emigró a finales del XIX a Cuba y, al contrario que la mayoría de los gallegos, apoyó la causa de la independencia. Su matrimonio con una rica cubana le hizo dueño de La Moderna Poesía, la más importante editorial de entonces.
En 1907 financió la campaña presidencial del General Gómez y, cuando este logró el poder, le concedió en exclusiva la Lotería Nacional. Compró a JP Morgan las participaciones para controlar el Banco Nacional que, en 1919, tenía 87 sucursales y un capital de 194 millones de dólares. Construyó el puente sobre el río Almendares y urbanizó Miramar, el barrio más exclusivo de La Habana. Y poseía, además, dos centrales azucareras.
La quiebra de José López
Todo iba viento en popa. Pero en 1920 llegó la quiebra bancaria y la suspensión de pagos que arruinó a muchos gallegos. O Pote logró indemnizar a muchos depositarios y conservar algún negocio. Pero en 1921 no aguantó más y se ahorcó en su casa del Vedado.
Por su parte, el viveirense Antonio Rodríguez Vázquez, en cambio, no sufrió ninguna quiebra. Tenía un inmenso capital: la Inmobiliaria Itálica, los teatros América, Radio City y Mella, la aseguradora La Metropolitana, una fábrica de refrescos y el emblemático y céntrico edificio Rodríguez Vázquez, entre Neptuno y Concordia.
Vázquez, uno de los más ricos
Era, en el año 1959, uno de los hombres más ricos de Cuba. Pero apareció Fidel Castro y le incautó todo. Llegó el Comandante y mandó parar...