Muere atragantada con galletas en un centro de discapacitados de Mondoñedo

XOSÉ CARREIRA LUGO / LA VOZ

A MARIÑA

Los hechos sucedieron en una residencia de la comarca y la víctima era vecina de Monterroso

21 feb 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

La familia de una mujer residente en Monterroso, de 37 años, que murió atragantada comiendo galletas en el centro asistencial San Pablo y San Lázaro de Mondoñedo hace dos años, exige responsabilidades porque considera que se produjo una negligencia. La fallecida, con padecimientos de tipo psiquiátrico severos, fue enviada a una institución totalmente inadecuada para su situación y comportamientos. Y además sus allegados estiman que se produjo desatención cuando un día la dejaron en su habitación, escapó de la misma fue al comedor del departamento de mujeres y se apoderó de unas galletas que comió de forma compulsiva. Murió asfixiada por obstrucción de las vías respiratorias.

La familia presentó reclamación porque cree que hay responsabilidad por parte del centro y también de la Xunta. En Mondoñedo, aseguran, no hubo atención correcta por parte de quienes debían controlar a la residente. En cuanto al organismo gallego, advierten que mandó a un enfermo mental a un sitio inadecuado.

La Xunta desestimó la reclamación de responsabilidad patrimonial, por lo que ahora el asunto irá a la vía judicial. Los familiares dicen que llegarán a las últimas consecuencias y tienen el caso en manos de una abogada.

El día del fallecimiento, la mujer salió de la habitación en la que la habían dejado; fue al comedor que, según los reclamantes, estaba abierto y tomó las galletas. «Si en una guardería queda un niño sin vigilancia y coge un paquete de galletas, se puede atragantar, y si se muere, ¿la responsabilidad es del niño?», se preguntó la hermana de la fallecida.

Muerte violenta por obstrucción de las vías respiratorias

El resultado de la autopsia realizada a la víctima dice que el fallecimiento se produjo el 17 de enero de 2014 como consecuencia de la «inhalación e ingestión de alimento que causa obstrucción en las vías respiratorias, de etiología en sentido médico legal: muerte violenta. Personal del 061, que fue avisado de lo ocurrido el día de los hechos, intentó estabilizar a la mujer para un posterior traslado a Burela, pero ya fue totalmente imposible.

La cuidadora la dejó en su habitación escuchando música, pero escapó

Los familiares de la mujer que falleció en el San Pablo y San Lázaro, después de recibir el informe de la Xunta rechazando cualquier responsabilidad, aseguran, sorprendidos, que el organismo trata «de echarle la culpa a la fallecida». En este sentido recuerdan que la mujer tenía una discapacidad del 75% y se encontraba incapacitada judicialmente. «Insistimos en el caso del niño y la guardería. Si se atraganta, la culpa no es de él. Será por la falta de atención. Y eso fue justamente lo que pasó en Mondoñedo», dijo la hermana de la víctima.

«Era como una menor de un año. Precisaba la vigilancia, ayuda y atención continuada, por lo que fue ingresada en un centro. El problema de la ingesta compulsiva de alimentos era conocido por el personal del establecimiento. Tratándose de una incapaz, un fallecimiento en estas condiciones solo es atribuible a una falta de atención y vigilancia por parte del personal del centro en el ejercicio de sus funciones, ya que la culpa de la víctima queda totalmente descartada», plantearon los familiares en la reclamación.

Pero la Xunta concluye que no hubo «funcionamento defectuoso do servizo público imputable á Administración, concretado na falta de coidados ou na falta de atención». El informe señala que la mujer «escapa da súa habitación, onde a deixara a coidadora escoitando música, indo ao comedor do departamento contiguo de mulleres máis dependentes, tomando unhas galletas que había no mesmo. A coidadora, ao chegar ao comedor, encotrouna tendida no chan cun paquete de galletas espalladas ao seu lado». Los familiares consideran que si la incapaz salió de su habitación y pudo ir al comedor y coger el paquete, es porque no tuvo vigilancia de ningún tipo.

Dice el expediente de la Xunta que el informe de la directora del centro es «clarificador». Esta dice que la adaptación de la mujer no fue fácil «xa que, debido aos seus problemas psiquiátricos e carencia de coñecemento das normas básicas de educación e comportamento, así como habilidades sociais, escapábase, agredía verbalmente aos traballadores, e gritaba constantemente». Reseña que, los profesionales del centro lograron que tuviera una leve mejoría y que se rehabilitara del tabaquismo y del alcohol. La familia rechaza categóricamente que la enferma tuviese adición a las bebidas alcohólicas.

Pasado el tiempo, según la directora, las alteraciones en el comportamiento de la mujer aumentaron. La situación, dice, llegó a ser «insostenible» hasta el extremo de que informaron a un cargo de la Secretaría de Política Social de la Xunta y pidieron su traslado «a un centro más adecuado, xa que o noso non conta con servizo médico e psiquiatra de forma continuada». Pero la mujer, recuerdan sus familiares, no llegó a ser cambiada. Aseguran que la Xunta nunca debió enviarla a Mondoñedo. Entienden que lo mejor hubiese sido que la ingresasen en Calde. «No puedo hablar mal del San Pablo. Les estoy agradecida por lo que trabajaron con ella. Pero todo ocurrió allí y son responsables», dijo la hermana.

«Me presionaron para que me la llevara»

«En el centro asistencial de Mondoñedo trabajaron con mi hermana y lograron progresos, pero llegó un momento en que ya no podían más. Tenía que ser trasladada a otro lugar especializado. Parece que la Xunta llegó a plantear que nos la llevásemos de allí para casa. Del centro me presionaron con llamadas para que arreglara con la Xunta porque si no tenía que sacarla de allí. Se querían deshacer de ella como fuera», explicó la hermana de la fallecida.