Recuperada abundante cerámica, pero se descarta que haya un pecio del siglo XVI
27 ene 2016 . Actualizado a las 05:00 h.ALa ría ribadense, además de los pecios ya conocidos (entre ellos el galeón frente a la escollera), oculta un depósito de restos arqueológicos en las inmediaciones de la segunda pilastra del Puente de los Santos desde Galicia, en la prolongación hacia la playa de O Cargadeiro, a entre seis y diez metros de profundidad según el estado de la marea. Parte de ellos fueron recuperados ayer por buzos de la Armada, que con miembros del Centro de Actividades Subacuáticas (CAS) Costa de Lugo y el arqueólogo submarino Miguel San Claudio, se sumergieron para analizar las piezas descubiertas por los miembros del CAS el pasado mes de diciembre.
Aunque a tenor de las fotografías que se habían sacado parecía que se podía estar hablando de un barco del siglo XVI, finalmente se descarta que haya hundida una embarcación. Miguel San Claudio explicó que se trata de un depósito de diferente piezas generado tras fondear en ese punto embarcaciones durante varios siglos. Se recuperaron restos de cerámica aparentemente de los siglos XVI al XIX, ánforas para llevar aceite y otros productos y una bola de cañón. Y se dejaron muchos otros, incluyendo tres anclas de diferentes buques.
última hora de la mañana, cuando los buzos ya recogían, apareció en Porcillán el alcalde de Ribadeo, Fernando Suárez, para interesarse por el hallazgo. Mantuvo una conversación cordial con Miguel San Claudio; con Roberto Peña, responsable del Servizo de Arqueoloxía y, entre otros, con Ainhoa López Formadela, de la Asociación de Amigos del Galeón de Ribadeo hundido en la ría. Y más de una vez tuvo que responder a una pregunta: con el riqueza arqueológica de la ría, con la cantidad de restos que se han recuperado y que se guardan en almacenes de los museos de Vigo o Ferrol: ¿por qué no se gestiona un museo en Ribadeo? El fuerte de San Damián sería el lugar ideal. Se podrían organizar rutas de turismo arqueológico submarino, daría lustre a Ribadeo, sería un reclamo turístico... Suárez asentía, pero se encogía de hombros: ¿y quién lo paga?