Martínez asegura que la colección de huesos de San Cibrao es la más completa
26 ene 2016 . Actualizado a las 05:00 h.Si José Martínez Cedeira tuviera el timón de mando convertiría el Museo do Mar en el gran museo gallego dedicado a la época antigua de la caza de la ballena. El presidente de la Cemma ha visitado y desarrollado varias actividades en otros museos, pero reconoce que la colección oseística de ballena que acoge San Cibrao es única. El centro mariñano fue visita obligada para tomar muestras y extraer ADN de huesos, material que avala las tesis de un artículo que podría sorprender a más de un científico.
-¿Por qué decidieron incluir San Cibrao en el proyecto «Galicia no lombo da balea II»?
-Con este proyecto, financiado por el GAC 7, tratamos de abrir otras líneas sobre el estudio de la caza antigua de la ballena. Tratábamos de localizar restos antiguos relacionados con esta etapa, la antigua, por registrarse actividad ballenera en San Cibrao entre los siglos XIII y XVII. Y fue una suerte enorme descubrir, poder localizar y muestrear la colección de huesos, tanto la expuesta como la que hay en los contenedores. Me desplacé allí para extraer ADN de los huesos. Iba por varios días, pero tuve que regresar y volver con refuerzos. La colección es impresionante.
-Dice que usted vaciaría el museo y lo convertiría en el museo de la caza antigua de la ballena...
-Sería el único museo localizado en Galicia en un puerto ballenero. A diferencia de lo que ocurre en San Cibrao, en Bares, por ejemplo, lo que muestreas lo recoges del fondo del mar y unas poquitas cosas que recoges en casas de los vecinos. Se recogieron piezas, pero al no haber un museo se perdieron. En San Cibrao, el yacimiento está concentrado en Cubelas y en el museo acabaron muchas piezas. Si fuera el director crearía el gran museo dedicado a la caza antigua de la ballena y sino incluiría una sección importante dedicada a la caza antigua, la verdadera seña de identidad del museo.
-Vecinos de San Cibrao y de otros puntos siguen acudiendo al museo a depositar piezas que tenían en casa o que encuentran...
-Tiene que haber un lugar de referencia donde la gente sepa dónde llevar estas piezas. Y parte del éxito de que en San Cibrao siga ocurriendo está en la gente que trabaja en el museo. Todo es receptividad y mucha colaboración. Cuando nosotros definimos el proyecto en el que trabajamos teníamos como objetivo crear un banco de muestras histórico. Cuando desarrollas este tipo de proyecto tienes que manejar un presupuesto. Tuvimos que estimar una cantidad de muestras que creíamos que íbamos a ser capaces de localizar y al principio pensamos, siendo optimistas, que íbamos a llegar a 30 o 40... al final, conseguimos superar las 500 y un volumen muy importante de ellas proceden de San Cibrao... Como investigador, les digo muchas veces en el museo que no son conscientes de la calidad e importancia de la colección que tienen. Su tarea es importantísima, como la colaboración que tenemos de marineros, que nos han traído huesos y otras piezas únicas y que solo encuentran en determinados caladeros.
-¿Ya se saben los resultados del estudio?
-Queremos presentar los primeros resultados genéticos que demuestren de qué especie son los huesos. El problema es que los huesos están muy erosionados y no podemos decir de qué especie son sin realizar muestras de ADN. Muchas veces no vemos el hueso entero y morfológicamente no podemos decir de qué especie es, tienes que recurrir a la genética. Aún hay mucho que muestrear y lo ideal sería confirmar que el material es de ballena vasca, una especie extinguida, pero... y si ahora analizando estos huesos ¿vemos que hay otra cosa? Sería un auténtico bombazo. No vamos a saber nada de esa especie salvo lo que nos digan los huesos.
-Cada vez parece más claro que solo la unión entre Administraciones permitirá la ampliación del Museo do Mar, ¿justifica la obra?
-La colección es una referencia muy importante. No olvide que, tras recorrer varios museos, la Cemma tuvo que venir al museo de San Cibrao a tomar muestras porque era la colección más importante.
«A diferencia de San Cibrao, en Bares, al no haber museo, se perdieron muchas piezas»