-¿Qué balance hace de sus dos meses en Viveiro?
-Muy bueno. Estoy agradecido a la directiva por darme esta oportunidad. Ha sido una experiencia bonita. Admiro a los jugadores que he entrenado en el Viveiro. Son buena gente; gente implicada, quizás unos más que otros, pero que trabaja toda la semana y luego vienen a entrenar con ganas y lo dan todo.
-¿Tiene miedo a que esta mala experiencia le cierre otras puertas?
-Cuando una puerta se cierra es porque otra más grande se va a abrir. No estoy preocupado por esto. Algo llegará, sea o no como entrenador. Yo ahora no quería trabajar como entrenador y acabé viniendo por la insistencia de esta directiva en la que guardo muchos amigos. Es una pena que esto haya acabado así, pero estoy muy agradecido al club, a la ciudad y a la afición del Viveiro. Aquí he estado muy a gusto.