Amor prohibido, un cura intolerante y una joven recluida en Valdeflores

La Voz

A MARIÑA

Pascual Veiga se enamoró de Eustorgia Acebo, «La Francesita»

20 dic 2015 . Actualizado a las 05:00 h.

Pascual Veiga se marchó de Mondoñedo a los 22 años _según él mismo dijo _ a causa de un amor prohibido que mantuvo con Eustorgia Acebo Parga, una mujer guapa, elegante y caprichosa, a quién sus vecinos llamaban . Lence-Santar o García Doural pusieron altavoz a lo que durante largo tiempo fue un estruendoso silencio en la ciudad?

Eustorgia (Mondoñedo 1848-1927) era hija de José Acebo Rivas, abogado y promotor fiscal, y de Micaela Parga González, de Abadín. Ambos murieron jóvenes _él con 53 años en 1855 y ella con 32 un año antes_ a consecuencia del cólera. El padre nombró tutor de sus cinco hijos a su hermano Alejo, que era sacerdote. En el testamento, le dejó dinero y propiedades con el encargo de velar por ellos y darles .

Eustorgia y Pascual _que naciera artista y pobre_ se enamoraron. Pero no contaban con los planes ni con la frontal oposición del cura-tutor... Alejo amenazó a su sobrina, le infringió castigos físicos y, como nada era suficiente para acabar con aquel amor joven y loco, la recluyó en el convento de Valdeflores, en Viveiro. No contento, promovió una campaña de descrédito contra Veiga, que tan solo era un menudo, desvalido y talentoso miembro del coro de la Catedral?

Por entonces, la muchacha era pretendida por Víctor Salvatierra Freire, estudiante de Medicina que luego fue médico de Mondoñedo y fundador de la Sociedad de Socorros de Obreros. Era de San Xusto de Cabarcos, hijo de un notario que tuvo tres hijos: dos, también curas _uno, Angel, de Santo Tomé y otro, Manuel, de Vilanova_ y Víctor, el médico que también fue alcalde de Lorenzana. Con Veiga ya fuera de Mondoñedo, el médico y Eustorgia se casaron. No tuvieron hijos, fueron infelices y se separaron al poco tiempo, entre el escándalo de la clasista y clerical sociedad de la época.

Veiga, el amante frustrado, había marchado para La Coruña en 1864. Juró que jamás regresaría a su ciudad natal. Murió en Madrid en 1906. Eustorgia falleció viuda a los 78 años. Sobrevivió a Veiga, conoció el gran éxito que el músico alcanzó y supo también que aquel viejo amor de juventud no había jurado en vano?

El entierro de Pascual Veiga, una manifestación de duelo popular

Mondoñedo se volcó en el entierro y homenaje a Pascual Veiga. El traslado de sus cenizas desde Madrid, las exequias fúnebres y su entierro en el cementerio viejo fueron una imponente manifestación de duelo, respeto y admiración por el autor del Himno Gallego. Sus restos mortales se habían exhumado en Madrid el 16 de septiembre de 1912, cinco años después de ser enterrado. Tras depositarlos en una caja de madera de carballo, al día siguiente salieron en tren para Mondoñedo. Las crónicas de la época hablan de la abundante presencia de políticos y de la escasa o nula representación de músicos o de gentes de la cultura.

En Baamonde esperaban el tren, al día siguiente, los comisionados por el Concello y algunos familiares. Tras llegar por la tarde a la ciudad episcopal, instalaron el cadáver en la Catedral y comenzó a desfilar una riada de gente. El 18 de septiembre tuvieron lugar los funerales en los que el deán de la Catedral de Santander, Manuel Gómez Adanza, pronunció una enfervorizada y galleguista oración fúnebre. Luego, el féretro fue conducido al camposanto por miembros de orfeones gallegos. Y allí pronunció un discurso Alfredo Vicenti, en nombre de los emigrantes de Cuba y Argentina, que fue replicado por el secretario municipal, Constantino Sánchez, al estar indispuesto el alcalde Díaz Portas. Después, la comitiva y la multitud que abarrotaba las calles se desplazó a la casa natal del ilustre músico en la que se colocó una placa entre varios discursos y la intervención de un Orfeón y de la Banda de Música del Regimiento de Isabel la Católica que interpretaron el Himno Gallego. «Apenas a cen metros da praza na que un 17 de decembro, coa morte do Mariscal, se lle puxera fin simbolicamente ó reino de Galicia, soa por vez primeira en Mondoñedo, e se cadra na patria, a música que un 20 de decembro, como na profecía tres días despois, fixera espertar do seu sono á nazón de Breogán. Había algo de sarcasmo e moito, moito de xustiza poética» escribió con acierto y emoción el escritor Xe Freyre.