Un perro de caza abandonado por la burocracia

María Cuadrado Fernández
M. CUADRADO O VICEDO / LA VOZ

A MARIÑA

CEDIDA

Una vicedense recurrió a ocho organismos y ninguno se hizo cargo del animal

18 ene 2015 . Actualizado a las 12:00 h.

La rigidez y el largo recorrido de los trámites administrativos dejan víctimas por el camino. Si no fuera por la ayuda vecinal, el can de caza extraviado (o abandonado) en A Penela-Mosende (O Vicedo) a finales de año, no habría sobrevivido a la burocracia. El testimonio de la vicedense María José López ayuda a entender por qué muchos ciudadanos acaban tirando la toalla tras llamar al menos a una decena de teléfonos con el objetivo de que algún organismo se haga cargo del animal.

A comienzos de año María José inició las gestiones. En primer momento recurrió sin éxito a la Administración más próxima: el Concello. Probó suerte con la Protectora de Animales de Foz y también con la de Lugo, pero descubrió, que el Ayuntamiento carece de convenio para este tipo de servicios. Mientras ella y su vecina seguían -y siguen- alimentando al animal, María José contactó con el colectivo Gato Pirata, donde le informaron que no tenían servicio de recogida. La siguiente llamada telefónica ya fue para dar parte al Seprona de la presencia del perro. La llamada surtió efecto, pero tras varios intentos, los efectivos no lograron coger el can. La impotencia de no encontrar amparo no le desanimó. Recurrió a la Guardia Civil local y también llamó al 062, donde le indicaron que hasta el lunes (mañana) no podían retirar el perro. También le dieron la opción de probar suerte con el 112. Personal de este servicio se desplazó ayer hasta el lugar. Le hicieron fotos, pero el can sigue en Mosende. Indignada tras varios días de gestiones infructuosas, María José decidió contar la historia en La Voz porque ya no sabe adónde recurrir y porque no le ha sentado bien que desde un organismo público le digan: «?Y no moleste más?».

Lleva desde principios de año intentando que algún servicio recoja el perro

«Ata chegaron a contestarme por teléfono: ?Señora, no moleste más?»