Recense e IPV, cara y cruz de la industria de A Pontenova

José Francisco Alonso Quelle
J. ALONSO VIVEIRO / LA VOZ

A MARIÑA

Mientras una se expande en nuevas áreas de negocio, ahora con eólicos marinos, la otra sigue a la espera de dinero de Venezuela que no llega

29 may 2014 . Actualizado a las 07:08 h.

Industrial Recense y la antigua fábrica de carrocetas IPV representan la cara y la cruz de la industria pontenovesa. La primera está en plena fase de expansión, con nuevos productos y mercados. La segunda sigue parada, a la espera de un dinero que no llega de Venezuela prometido por los nuevos propietarios.

Ayer, Recense divulgaba un comunicado en el que daba cuenta de su alianza con otras 31 empresas gallegas para participar en concursos internacionales de proyectos de construcción y mantenimiento de parques eólicos marinos. Este frente industrial, denominado Galician Offshore Energy Group (GOE), en el que colabora aportando su experiencia Navantia, «explorará oportunidades en los principales mercados de la eólica offshore, como el Mar del Norte», indicaba Recense.

Las expectativas son altas, ya que se calcula que en la próxima década se invertirán 140.000 millones en la puesta en marcha y mantenimiento de nuevos parques eólicos en Europa, con la estimación de que en una década habrá instalados frente a las costas de la UE más de 40.000 megavatios eólicos marinos. Astilleros como Metalships & Docks, Cardama y Nodosa; empresas metalúrgicas como Servimar, Neuwalme, Vicalsa, lnstra ingenieros, Grupo Aceuve, Tesol, Progener, Dinain, Tune Eureka, Ganomagoga, y firmas dedicadas a la fabricación de torres eólicas terrestres como Gestamp Renewable Industries, forman parte, con Recense, del GOE.

La empresa pontenovesa tiene su sede en el polígono industrial de A Pontenova. En el otro extremo del casco urbano, las naves de la antigua IPV siguen cerradas.

En abril del 2013 la antigua fábrica de carrocetas, patentes y naves industriales incluidas, era vendida por 350.000 euros a Interfama Automotriz España, empresa que se creó expresamente para adquirir IPV tras su liquidación y el ERE que acabó con toda la plantilla en la calle. En agosto del pasado año sus nuevos propietarios se reunían con los representantes de los trabajadores para informarles de que poco a poco iban a ir incorporando a toda la antigua plantilla. Los contratos con Venezuela estaban cerrados, pero el dinero sigue sin llegar y, en consecuencia, la fábrica continúa parada.

Ayer Emilio Pantín, de CC. OO., manifestó: «Todo son boas palabras, pero cada día que pasa o desánimo é maior. Din que todo está listo, que de un día para o outro se vai a amañar e ingresar os cartos do Banco Nacional de Venezuela, pero non hai nada e así levamos dous meses e pico. Cada día que pasa perdemos un pouco máis a esperanza».