La calidad del producto, secreto del éxito del restaurante Nito de Viveiro
09 feb 2014 . Actualizado a las 07:02 h.Manuel Balseiro, propietario del restaurante Nito de Viveiro siempre dice que la mejor promoción de un restaurante llega a través del boca a boca, pero que los premios ayudan. El Nito sumaba en Madrid Fusión un reconocimiento más a la apuesta que sus propietarios han hecho a lo largo de sus 44 años de actividad culinaria y hostelera, al incluirlo dentro de los cien mejores restaurantes españoles, el sexto en el apartado de la restauración dedicada a los mariscos y pescados.
«Es una motivación más, porque significa que el cliente te valora», afirmó el restaurador mariñano, insistiendo en que el secreto del éxito del Nito está en «comprar y dar calidad siempre, haber contado con una clientela excelente porque sino no se podría llegar , y tener un equipo fantástico». Nito reconocía que el éxito no es un regalo, llega «a base de trabajo y sacrificio». Y destacaba el peso de «la savia nueva» que ya entra en el negocio familiar, con su hija Eva, al frente del hotel Ego, y de Alejandro, maitre del restaurante, pero sin perder la tutela de Nito. «Siempre tienes que estar ahí», remarca, evocando una anécdota en la que un alto cargo de Alcoa se interesó por sus horas de sueño. «Nadie da nada sin esfuerzo, y lo importante, en estos momentos de crisis es mantenerse, reinvirtiendo en el negocio y renovándose».
«Nunca puedes bajar la guardia por muy alto que llegues», sentencia Nito, «porque el cliente viene con unas referencias y no puedes fallarle». Y añadeque «no puedes dudar un minuto si el producto está bien o mal; si dudas, lo retiras, aunque pierdas, y un restaurador debe saber tirar al contenedor lo que no da la talla».
Lamprea, atún rojo, angulas, «este año más asequibles», el centollo, la coquina, la merluza, o en verano los calamares de potera de la ría de Viveiro o el bonito en rollo, son algunos de los productos que salen de la cocina del Nito para hacer las delicias de sus comensales.
Por su casa han pasado ministros y nombres conocidos de la política; de la banca, incluida la americana y la canadiense, y de la farándula, una larga lista con nombres como Raphael o Mocedades. «Nunca me hice fotos con ellos», lamentó. La discreción, un valor añadido más.