El asilo de Foz necesita 190.000 euros para arreglar el problema de calefacción

María Cuadrado Fernández
MARÍA CUADRADO FOZ / LA VOZ

A MARIÑA

El asilo de ancianos de Foz, hoy gestionado por la oenegé Mensajeros de la Paz, celebró en el 2008 su 75 aniversario.
El asilo de ancianos de Foz, hoy gestionado por la oenegé Mensajeros de la Paz, celebró en el 2008 su 75 aniversario. xaime f. ramallal< / span>

La dirección reconoce las deficiencias, pero no puede afrontar la inversión

09 abr 2013 . Actualizado a las 13:50 h.

La directora del asilo de ancianos de Foz reconoció ayer que existen deficiencias en el servicio de calefacción del centro, tal y como denunciaron a este diario varios vecinos. Indicó que, aunque no están operativos el 100 % de los radiadores, los internos no pasan frío. Consciente de las limitaciones, Natalia Zabaleta asegura que la oenegé que lo gestiona -Mensajeros de la Paz- no puede afrontar los 190.000 euros que costaría una calefacción nueva para jubilar la actual, que se ha quedado obsoleta para atender un edificio de las dimensiones del asilo.

Teniendo en cuenta que prácticamente la planta segunda del edificio ya no se usa y que la oenegé ya ha cambiado parte del cierre y pagado una reforma en la caldera, la dirección gasta alrededor de 4.600 euros cada vez que reposta combustible para calefacción, cada 20 o 22 días. «Después de la reforma de la caldera, este invierno ha sido el de menos problemas, pero sí es cierto que hay radiadores que, porque la red está vieja, ya no funcionan», apunta la directora, que reconoce que el mantenimiento de un centro de estas características es muy elevado. A pesar de la inversión, en el asilo residen 33 internos; el 70 % no tienen ingresos que permitan pagar lo que cuesta su plaza en el centro, cuyo precio oscila entre los 860 y los 1.300 euros, dependiendo de si son válidos o del grado de dependencia. El pasado año lograron 3 libranzas de Benestar -que les permiten completar el coste de la plaza- y este año ansían otras 2 o 3. Zabaleta reconoce que los ingresos de las pensiones les permiten pagar poco más que la luz y el carburante. A mayores, queda la comida, los salarios de diez trabajadoras y el resto de los gastos.