La asociación de empresarios de mercancías Tradime demanda de las fuerzas de seguridad que pongan los medios necesarios para frenar los abundantes robos en camiones y para poner fin a los sabotajes en el sector. El acuerdo fue adoptado en una reunión de la junta directiva en la que también decidieron solicitar de las administraciones competentes que habiliten aparcamientos seguros en los polígonos industriales para dejar los vehículos pesados.
Las denuncias por robos de gasoil, ruedas, baterías e incluso de efectos personales del interior de las cabinas son una constante desde hace meses y la situación va a peor, según explicaron fuentes del sector. Muchos camioneros duermen en el interior de los vehículos para evitar que durante la noche les desaparezcan piezas.
Según Tradime, los transportistas no disponen de lugares acondicionados para aparcar los vehículos con seguridad. «Nos vemos obligados a dejarlos -señalan en una nota- donde podemos y esto en los tiempos que corren puede ser una causa del incremento de los robos». Tradime insta también a las fuerzas de seguridad a parar la sangría de robos y a que detengan a los culpables.
El caso de Ribadeo
La directiva de Tradime denunció también los actos vandálicos que se están registrando. «Lo acontecido en Ribadeo -apuntan en la nota- no es un hecho aislado porque desde hace años el sector del transporte de mercancías por carretera en Galicia viene sufriendo ataques vandálicos en distintos puntos de la comunidad».
Para la asociación de transportistas «la violencia y el sabotaje no son forma de arreglar los problemas que sufrimos en este momento». Según esta organización, «después de años utilizando estos medios por parte de una minoría, no se ha solucionado nada, lo único que se consigue es generar más pérdidas para algunos y resquemor en un sector que lo último que necesita es este tipo de actuaciones». Los sabotajes de Ribadeo se registraron en la madrugada del 16 al 17 de marzo. Ese mismo día hubo también incidencias en Guitiriz y en Begonte.
Fuentes del sector sospechan que parte de los robos de gasoil puedan obedecer a la guerra de precios a la baja.