Sorpresa y satisfacción al abrirse el tramo Navia-Tapia de la A-8Una pendiente máxima del 4%

Era una noticia esperada. A lo largo de la semana se habló de la apertura inminente del tramo Navia-Tapia de la Transcantábrica (se ofrece más información en la página 19 del diario), pero no por ello la puesta en servicio ?ayer por la mañana?, en silencio, sin ningún protocolo ni acto inaugural, dejó de provocar la lógica sorpresa y satisfacción en los miles de conductores que ayer, como todos los días, pasaron por el vial.

Ahora ya se puede circular de forma ininterrumpida por autovía desde Lourenzá hasta Otur, casi sesenta kilómetros de autovía. El sueño de la conclusión está, pues, más próximo.

Este tramo ha requerido de algunas actuaciones singulares, como cuatro viaductos, denominados Rebollada, Porcía, Caballeiros y Miudes, que suman unos 800 metros. En particular, sobresale por sus características el viaducto de Porcía, que salva el río y el Lugar de Interés Comunitario del mismo nombre. Es una estructura de 236 metros de longitud, dividida en cuatro vanos con una luz máxima de ochenta metros. La altura máxima es de 35 metros, sobre el río Porcía. El de Rebollada, que salva el barranco homónimo, consiste en dos estructuras gemelas de 302 metros de longitud y nueve vanos, cuya luz máxima es de 37 metros. El viaducto de Miudes, que salva un arroyo, mide 173,7 metros, repartido en cinco vanos, y el de Caballeiros, también sobre un arroyo, tiene 124 metros de longitud.

Según informó ayer el Ministerio de Fomento, la sección tipo básica en el tronco de la autovía está formada por dos calzadas de siete metros de anchura, con dos carriles de circulación cada una de 3,5 metros, arcenes exteriores de 2,5 metros e interiores de un metro. El ancho de la mediana es de cuatro metros y la pendiente máxima del 4%. Las actuaciones ejecutadas para proteger el legado cultural (seguimiento arqueológico, Camino de Santiago, etcétera) supusieron invertir 1, 7 millones de euros.

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