La Audiencia también deniega las fincas del Eros a su propietaria

xosé carreira LUGO / LA VOZ

A MARIÑA

El alto tribunal plantea que acabe la investigación sobre blanqueo

27 jul 2011 . Actualizado a las 06:00 h.

La justicia sigue poniendo freno a los intentos llevados a cabo por la que se considera dueña del Club Eros para recuperar la propiedad y, por lo tanto, disponer de ella. Primero fue el Juzgado de Instrucción Número 1 el que embargó y se incautó de las fincas y recientemente, la Audiencia Provincial, a la que había recurrido la propietaria, ratificó la decisión adoptada por Pilar de Lara, la jueza que se encarga de la instrucción de la operación Carioca.

Tras más de media docena de incendios, todos ellos presuntamente intencionados, el burdel de Garabolos quedó totalmente destrozado. Tanto es así que, en cualquier momento, el inmueble podría derrumbarse. La jueza, que apreció indicios de que el establecimiento podía ser centro de una trama urdida por varias personas para desapoderar de su patrimonio al responsable del establecimiento, José Marcos Grandío Ascariz, decretó el embargo de las fincas y, a la vez, la aprehensión de las mismas. Según su orden, está prohibida su enajenación. Considera que dicho establecimiento fue adquirido por Grandío con dinero procedente exclusivamente de la prostitución y fue donde se cometieron numerosos delitos investigados dentro de la operación Carioca.

La prohibición de enajenación de las fincas 19 y 21 de la avenida de A Coruña fue recurrida por Mari Sol Rilo Sueiro, esposa de Manuel Manteiga, que asegura ser la propietaria de los locales después de la resolución de un contrato de compraventa que había concertado en su momento con Grandío Ascariz y Carlos Ares Viña.

La Audiencia Provincial resolvió dicho recurso y no le da la razón a la reclamante, sino a la jueza que decretó las medidas anteriormente citadas. En su momento, el fiscal se opuso a dicha apelación.

La decisión adoptada por el alto tribunal lucense señala que la medida, «acordada en el curso de una investigación de blanqueo de capitales, entendemos que está amparada, siquiera sea interinamente y en tanto no se concluya la investigación sobre la titularidad y transmisión del bien». Añade el fallo que podría llegarse a una imputación de los partícipes en la transmisión y que, incluso, podría establecerse que no existen méritos para proseguir con las diligencias de investigación y, por lo tanto, incluso dejar sin efecto la medida de incautación. Sin embargo la Audiencia estima que la decisión está, por ahora, perfectamente legitimada «y justificada en términos de prudencia y garantía del buen fin de esa investigación».

«Así, y con las matizaciones de temporalidad e interinidad que hemos indicado, entendemos que la resolución recurrida establece y justifica lo acordado y, por ello mismo, ha de verse ratificada», dice el auto número 313 de la sección segunda de la Audiencia Provincial.

Un polémico contrato

En octubre de 2005, Mari Sol Rilo Suero, José Marcos Grandío Ascariz y Carlos Ares Viña supuestamente suscribieron un contrato de compraventa del Eros, según el cual los dos últimos podían aplazar el pago de la operación de adquisición. Sin embargo, los adquirientes supuestamente no cumplieron lo acordado y la vendedora recurrió a los tribunales. Éstos le dieron la razón y resolvieron el contrato.

Los investigadores creen que este documento pudo haber sido simulado por las partes y que incluso el fallo judicial podría presentar un presunto fraude procesal.

Esta conclusión es consecuencia de la existencia de documentos que probarían que Mari Sol Rilo vendió a los anteriormente citados la finca número 19 de la avenida de A Coruña en la cantidad de 1.363.095 euros, a abonar en un plazo de diez años. Este acuerdo sería posterior al que aparece en octubre del 2005 y no hay constancia de que llegara a ser anulado.

El de 2005 sería un contrato presuntamente fraudulento por existir uno previo de febrero de 2004. Pero, aún hubo más movimientos. En abril de 2006, José Marcos Grandío Ascariz supuestamente compró el 50% de la propiedad al que fuera su socio por 90.000 euros. Desde ese momento Ascariz pasó a ser el único titular del Eros.

Cuando fue llamado a declarar, José Marcos, no negó ser el propietario y, además, ofreció, hasta cuatro teorías distintas sobre las causas de los incendios que arrasaron por completo el establecimiento.