«Vine a Mondoñedo para un año y llevo más de medio siglo»«Ser Hijo Adoptivo supone una motivación y un orgullo»

ana f. cuba MONDOÑEDO / LA VOZ

A MARIÑA

03 abr 2011 . Actualizado a las 06:00 h.

Nació en Valencia en marzo de 1934 y «como si a uno le pusieran un collar y le llevaran directamente donde nunca pensó ir», recaló en Mondoñedo. Juan Puchades Quilis estudió Bellas Artes en la ciudad del Turia y acabó con la intención de dedicarse «única y exclusivamente» a la escultura. Pero un amigo le sugirió ir a Madrid a someterse a un examen de oposición para profesor de Dibujo de Instituto Laboral y acabó convenciéndole.

«Había plazas en Marín y Mondoñedo, y escogí de primera Mondoñedo, por lo que había leído, la antigua capital del Reino, cabeza de partido judicial», recuerda. Regresó a Valencia pensando «en aquellos días felices» en Madrid y un mes después recibió un aviso, tenía que presentarse en Mondoñedo para tomar posesión de su plaza de profesor en el Instituto Laboral San Rosendo. «Llegué el último día de plazo y a última hora; estuve un par de días y marché pensando que no volvería».

«La niebla y el barrucillo»

En aquella época trabajaba en el estudio de Federico Siurana. «Fue mi primer maestro, falleció el 2 de enero de 1961 y entonces pensé ?me voy a Mondoñedo, estoy allí un año y de paso conozco un poco Galicia?», relata. Y aquí acabó discurriendo su vida y su carrera artística. «Ya me quedé, afortunadamente, porque fue donde conocí a mi mujer y formé mi familia». Desde hace ya medio siglo Puchades transita a diario por las calles mindonienses.

Asegura que no tardó en hacerse a «la niebla y el barrucillo de los inviernos», una novedad para alguien acostumbrado a la luz del Mediterráneo. «Cuando llegué había bastante más gente joven que ahora, organizábamos rondallas... Me di cuenta de que era un sitio estupendo para poder trabajar y estudiar, feliz...».

Hasta la jubilación, Puchades compaginó las clases en el IES San Rosendo, con la escultura. «Siempre seguí trabajando, dedicándole todo el tiempo que me quedaba libre», recalca. Al principio, en un bajo alquilado en el casco viejo, y después en la parte inferior de su casa. «Pero había poca luz y pasé al taller que hoy tengo en Masma», explica. Allí acude cada día. «Y seguiré mientras pueda y conserve el estímulo... Ahora tengo entre manos un busto y un proyecto para hacer una maternidad, para pasarla después en bronce. Hace poco le llevé un trabajo en hierro a Celso Dourado».

Al año siguiente de instalarse en Mondoñedo, el entonces gobernador civil de Lugo, José L. de Azcárraga y Bustamante, le encargó un monumento en memoria de los caídos. «No había trabajado nunca en granito, pero cuando uno es joven se come el mundo y se come el granito -comenta-. Era un hombre de una gran inquietud artística y dibujaba muy bien, me pidió un busto de un niño y estuve en su casa trabajando, y él me hizo una caricatura, un día me dijo ?¿conoces a este??». El gobernador hizo coincidir a Puchades con otros artistas como Tino Prados, Manuel Estrada o Antonio Pacios y desde su despacho promovió el grupo Los Urogallos, que se disolvió hace años.

Amor al pie de Cunqueiro

Puchades trabaja sin cesar y su obra, premiada y reconocida, se reparte entre Galicia, Valencia y Venezuela. En Mondoñedo se encuentra una de sus creaciones más apreciadas, la estatua de Álvaro Cunqueiro, con quien mantuvo «bastante relación», ya que una tía de su mujer estaba casada con un hermano del escritor. «Era muy abierto, de un trato muy familiar». El Concello le encargó la figura, un símbolo de la ciudad, que mira hacia la catedral: «En la parte posterior hay un bordillo, pensé ?voy a acercarla, quizás algún día se coloque aquí alguna parejita hablando de amor...?, y he visto a más de una».

Juan Puchades Quilis

77 años (recién cumplidos)

Su taller, situado en Masma, donde pasa todo el tiempo que puede, esculpiendo

El nombramiento de Juan Puchades Quilis como Hijo Adoptivo del Concello de Mondoñedo ha supuesto «una motivación y un orgullo». «Nunca lo esperas, desde que llegué a Mondoñedo lo que he hecho ha sido cumplir con mis obligaciones, trabajar con los alumnos; que se te reconozca de esta forma me ha hecho una ilusión extraordinaria», subraya. Aunque llegó a la docencia con escasa convicción, pronto entendió «que enseñar es aprender». «Me permitió comunicarme con mucha gente muy válida, muchos de mis alumnos se dedican a la pintura, a la escultura, curiosamente, muy pocos», indica.

El pintor José Artiaga o el diseñador de Sargadelos Xosé Vizoso estudiaron con Puchades. Vizoso se refería hace unos meses al maestro «coma un pai». Si algo valora el escultor valenciano -«un mindoniense más», precisa- es el aprecio de sus discípulos. «Cuando te encuentras a alguien por la calle, te saluda y te dice ?yo fui alumno suyo...?; para mí es la mejor moneda que puede pagar a una persona dedicada a la enseñanza».

Al margen de la labor educativa y la faceta artística, Puchades se ha implicado en la vida política y sociocultural de Mondoñedo, donde los paseantes se topan con sus bustos de Noriega Varela o Pascual Veiga, además de la estatuas de Cunqueiro y San Rosendo, o el monumento al Pescador, en Masma.

A Puchades le gusta Mondoñedo y el inicio de las fiestas, que hacen que la ciudad «despierte de ese sopor del resto del año». Celebra As San Lucas y también las Fallas, en su tierra de origen. En ambas ciudades se encuentra muy cómodo. «Quizás hoy, como ya la vida la tengo hecha aquí, me encuentro más a gusto en Mondoñedo». En Masma, junto al taller, pasa algún tiempo «haciendo ganchillo de agricultor o podando árboles frutales».