Un mariñano aceptó ayer, en la Audiencia Provincial de Lugo, una pena de dos años de cárcel, el pago de 21.000 euros de indemnización y tres años de alejamiento de la víctima, al reconocerse autor de un delito de abusos sexuales. La víctima fue una menor. El acusado, A.C.B., aprovechó alguna ocasión en que su mujer no estaba en casa porque iba con su hija a la catequesis, para llevar a cabo alguna de las acciones libidinosas. La chiquilla era pariente del acusado. Los hechos sucedieron en la primera parte del año 2005.
El juicio se celebró ayer en la Audiencia Provincial de Lugo y para el mismo fueron convocados numerosos testigos, entre ellos varios guardias civiles de Burela y otros peritos. Sin embargo no fue precisa la declaración de ninguno de los convocados porque el acusado reconoció los hechos después de que el fiscal optase por modificar la petición de pena. Inicialmente reclamaba por un delito continuado de abuso sexual con penetración la pena de nueve años de prisión y subsidiariamente tres años en caso de que no se apreciasen sus planteamientos iniciales.
El fiscal, en su escrito asegura que hasta mediados de 2005 el acusado tenía buena relación familiar con unos parientes por lo que era frecuente que la hija de éstos se quedara en su casa para pasar los fines de semana o los períodos vacacionales de sus padres. Durante la primera parte de dicho año, cuando la víctima, de 14 años, se encontraba en la casa del acusado y éste se estaba duchando desnudo al volver de la playa, llamó a la menor para que le llevara champú. Después, cerró la puerta de la habitación donde se encontraban, le quitó toda la ropa y comenzó a efectuarle tocamientos en diversas partes del cuerpo. Más tarde fueron al sofá del salón, se taparon con una manta y el acusado siguió con su comportamiento libidinoso que repitió en varias ocasiones.