Treinta y cuatro farmacias, sin servicio

Dolores Cela Castro
Dolores Cela LUGO/LA VOZ.

A MARIÑA

Pese a los avances del primer semestre, quedan zonas como Monforte, los concellos de su área y Viveiro que están sin conexión y siguen usando papel

04 jul 2010 . Actualizado a las 02:00 h.

Ciento cuarenta y cinco de las ciento setenta y nueve farmacias que funcionan en la provincia de Lugo, es decir, el 85%, están operando ya con la receta electrónica. Quedan 13 ayuntamientos y 34 oficinas de farmacia sin conectar al sistema, en algún caso, como es la zona sur de la provincia y A Montaña, por problemas con las conexiones a Internet.

Según la presidenta del Colegio de Farmacéuticos, Ana Prieto, está previsto que en el primer semestre del año centros de salud y boticas hayan podido eliminar las recetas en papel. Tendrán que volver a usarlas en aquellos casos en los que el titular de la tarjeta sanitaria viaje fuera de la Comunidad Autónoma de Galicia porque, de momento y aún tardará en darse el paso, no existe interconexión. Este es uno de los principales inconvenientes.

En Galicia si algún asegurado se encuentra con la necesidad de retirar medicamentos prescritos con receta electrónica en zonas que no están conectadas al sistema pueden hacerlo. Según Ana Prieto, las farmacias pueden dirigirse a las sedes de los colegios, en horario de oficina, que disponen de un sistema de dispensación.

La presidencia del Colegio de Farmacéuticos asegura que, profesionalmente y después del necesario periodo de adaptación, está encantada con el sistema dado que ha eliminado de las farmacias buena parte de los trámites administrativos, especialmente los relacionados con la facturación, que eran los más farragosos, lo que le permite poder dedicar más tiempo a los pacientes. «También eliminamos una cantidad ingente de papel y ahorramos en tiempo a la hora de despachar». Prieto reconoce, sin embargo, que quedan todavía «algunos factores por ajustar».

Según señala, las conexiones de Internet, que insiste son muy seguras por la sensibilidad de la información que se maneja, no están dando prácticamente problemas. «Ha habido -dijo- algún momento de indisponibilidad de línea que no ha sido significativo». «Desde luego -apostilló- lo que sí puedo asegurar es que no se ha quedado ningún paciente sin su medicación por un problema tecnológico».

Ana Prieto destacó que en el Colegio Oficial de Farmacéuticos no se ha presentado ninguna queja relacionada con el funcionamiento de la receta electrónica.

El plan piloto para la implantación de este tipo de recetas se puso en marcha en Sarria, en enero del año 2009. Posteriormente se fue extendiendo a los municipios limítrofes.

A mediados del pasado mes de abril eran 112 las farmacias que se habían adaptado al sistema y faltaban todavía 33 centros de salud, la mayoría de zonas de montaña, y tres consultorios que no habían dado el paso.

Para las oficinas de farmacia la adaptación al nuevo sistema no ha sido fácil. En algunos casos tuvieron que cambiar todo el sistema informático porque aquel del que disponían no podía adaptarse, con lo que la inversión fue importante. En otros casos únicamente necesitaron algunas adaptaciones, como los lectores de tarjetas o de códigos de barras.

El cambio tecnológico también llevó aparejados otros cambios en la forma de trabajar y el aprendizaje de ciertas destrezas en el manejo de los ordenadores, que no en todos los casos fueron asumidos de la misma forma por los titulares de las farmacias.

Entre los pacientes la receta electrónica ha sido acogida con satisfacción en unos casos, con indiferencia en otros y con ciertos recelos en una parte de la población. Para los crónicos, sin embargo, ha supuesto un gran avance porque el sistema les permite tener a su disposición en las farmacias la medicación pautada en el momento en el que la precisan, sin tener que acudir a su médico de cabecera a buscar las recetas. Diez días antes de que se agote la caja el paciente tendrá una nueva a su disposición. Según la vaya retirando se va agotando el crédito del paciente.

Una de las utilidades de la tarjeta electrónica es la posibilidad de controlar si el paciente retira los medicamentos prescritos de la farmacia, lo que no es garantía de que los tome y siga las pautas. Existen unos plazos para recogerlos, que en caso de que no se cumplan, prescriben.

Los médicos pueden prescribir, en el caso de los crónicos, tratamientos para un año, modificables si es preciso.

El sistema permite un control aun más estricto de la prescripción en una etapa en la que las diferentes administraciones introducen ajustes para poder rebajar facturas y la de fármacos es una de las más importantes en una provincia con una población envejecida. El Sergas está tratando por todos los medios que el consumo de genéricos suban puestos y ya ha realizado cálculos del ahorro que pueda suponer.

Ahora las farmacias están más preocupadas por comprobar cómo repercutirán otros ajustos, los que pretende introducir el Gobierno con la bajada del precio de los medicamentos. Esta medida para reducir el déficit público tendrá especiales repercusiones en aquellas oficinas que menos facturan. El Consejo General de Farmacéuticos dice que pondrá en peligro la subsistencia de una de cada tres farmacias, y empleo. Para Lugo no existen estimaciones, pero sí expectación ante lo que pueda ocurrir.