Sin cine no hay paraíso posible

A MARIÑA

Los coliseos emblemáticos de A Mariña resistieron el bum de la tele y del videoclub, pero acabaron sucumbiendo a las grandes salas y al inicio de las descargas en la red

07 mar 2010 . Actualizado a las 02:00 h.

A media película, el cine focense Hermanos Pequenete, detenía la proyección. El público habitual esperaba el descanso para reponer fuerzas en el bar y los novatos atribuían el parón a algún problema técnico hasta que, arrastrados por el mogollón, se rendían y compraban otra bolsa de palomitas y otro refresco. A los más cinéfilos les quedaba el recurso al pataleo, que casi nunca ejercían. Hermanos Pequenete, en Foz, Mon, en Burela, Cine Teatro, en Ribadeo y Orfeo, en Viveiro, desaparecieron en la primera década de este siglo, abandonados por el público que, en algún caso, hoy los añora. Sobrevivieron al bum de la televisión y de los videoclubs, pero acabaron sucumbiendo a la competencia de las grandes salas y, ya al final, al inicio de las descargas por internet.

Alguien voló sobre el nido del cuco

, de Milos Forman, fue la primera película que proyectaron Ramón y José Andrade Lestegás en Hermanos Pequenete [en origen, cine Cajeao, construido en 1936, como cuenta Antonio Núñez, biznieto del fundador]. El ciclo se cerró 29 años y 64 días después, el 4 de septiembre de 2006, con La sombra de la sospecha , de Clark Johnson. Entre ambos títulos por la emblemática sala focense pasaron cientos de miles de espectadores. «Recordo días de non caber a xente, cando saían a rúa parecía unha inundación, 700 dentro e 700 fóra esperando á seguinte sesión», cuenta Ramón. Filmes como Tiburón , de Steven Spielberg, Aeropuerto (un suicida intenta estallar un Boeing 707) o La muerte tenía un precio , con Clint Eastwood, «encheron».

La época del destape

«Cando se construíu Alúmina abríamos case todos os días, igual que no verán», recuerda Ramón. Durante años, un día a la semana se reservaba para «o cine de destape, e menos de cen personas non se xuntaban nunca; a maioría eran homes». Temerosos aún de la censura [en los inicios de la transición], los Pequenete, sobrenombre de los hermanos Andrade Lestegás exigían a los chavales que mostraran el carné para verificar su edad. «As nais discutían con nós porque non lles deixabamos entrar aos cativos e algunha vez foron ao sarxento da Garda Civil a denunciarnos».

Poco antes del cierre definitivo de Hermanos Pequenete se clausuró el Cine Teatro de Ribadeo, la sala más antigua de la provincia que continuaba abierta entonces. En mayo de 2003 se despidió del público con la cinta Este cuerpo no es el mío , dirigida por Tom Brady y protagonizada por Rob Schneider y Rebecca Lin. Como señalaba Fernando Arribas en un reportaje publicado al año siguiente en La Voz, este coliseo pertenece a la Sociedade Filantrópico-Dramática, fundada en 1835 con el objetivo de «promover y fomentar el buen gusto y la afición al teatro y a la declamación por el beneficio público que de ello resulta», en palabras de Francisco Lanza, extraídas del libro Ribadeo antiguo . Desde que bajó el telón como sala comercial, este emblemático edificio, alquilado por el Concello ribadense, «funciona como un segundo auditorio, para concertos, obras teatrais, presentacións, ensaios, etcétera», explica el alcalde, Fernando Suárez. Y el 17 de enero de 2009 recuperó el brillo de las grandes veladas cinematográficas, con el estreno de la película Los muertos van deprisa , rodada en Rinlo y en otros escenarios del municipio.

Montiel, Escobar y «Titanic»

El primer fin de semana de junio de 2002 terminaba la historia de otra sala muy querida en A Mariña. Cine Mon, puesto en marcha por el constructor Manuel Mon López y su mujer, Cecilia Rouco García, hace unos 50 años, decía adiós a los aficionados. Manuel Mon, ex alcalde de Burela, rememora la inauguración: «Era un crío, era un cine grande en un pueblo muy pequeñito; ya de chaval en los veranos ayudaba a mis padres, hice de todo, en las máquinas, acomodador con la linterna, colocaba sillas..., teníamos cien que distribuíamos por los pasillos cuando se llenaba. Con las películas de Sara Montiel y de Manolo Escobar estaba a tope».

La familia gestionó el negocio hasta la muerte del fundador. El gerente de la última etapa fue Elías Docabo: «Para ver Titanic había colas de seis ou sete horas, xente que levaba 30 ou 40 anos sen ir al cine..., daquela tiña 455 butacas». La cinta de James Cameron, la más vista de la historia del cine hasta este año, desbancada por Avatar , permaneció casi dos semanas en la cartelera de otro cine de referencia en la comarca, el Orfeo. La sala viveirense echó a andar en 1963, con el título Cuando llegue septiembre , de Robert Mulligan, y la actividad regular cesó en 2002. No obstante, precisa el propietario, Anselmo Goás Paz, «sigue dado de alta como cine en el Ministerio de Cultura». Esta construcción sobrevive, a la espera del eventual derribo para completar el paseo marítimo de la fachada; en el solar del Cine Mon se levantó un edificio y la sala Hermanos Pequenete se derribó para erigir pisos, eso sí, subraya el alcalde, José María García Rivera, con una licencia condicionada a que se habiliten dos salas de cine en el bajo. De momento, la crisis del sector inmobiliario ha ralentizado el proyecto. Antes funcionaron en las principales localidades de la comarca otras salas, desaparecidas hace décadas, que llenaron de magia las vidas de tantos mariñanos.