Sánchez Pombo exhorta a recuperar «a cociña das nosas avoas e das nosas nais» en el pregón

La Voz

A MARIÑA

01 oct 2005 . Actualizado a las 07:00 h.

«Dende sempre crin que o día que perdamos definitivamente a cociña da sabiduría popular, a sinxela cociña da man con tino, a humanidade terá retrocedido de xeito significativo. Porque ao perder esa riqueza, baseada na despensa que garda productos de extraordinaria calidade, estamos a perder tamén a nosa propia identidade». El pregonero de la Festa da Faba recaló en Lourenzá con el ánimo de «encabezar unha insurrección, se fai falla, para recuperar a cociña das nosas avoas e das nosas nais», entre unas gentes que, ensalzó, son ejemplo por haber sabido conservar el patrimonio histórico-artístico heredado. Antes, Ernesto Sánchez Pombo, repasó la historia de la gastronomía, de la mano del también periodista y escritor Julio Camba, y de Álvaro Cunqueiro. Primero citó al gran fabulador mindoniense: «Conviene decir que ha sido en la cocina donde el hombre puso más imaginación. Mucha más que en el amor o en la guerra». Frente a los restaurantes de comida basura, el director de Opinión de La Voz de Galicia abogó por las antiguas casas de comidas, «un conxunto de sabores que invitaban ao ritual extenso do xantar, no que non tiñan cabida as présas desta modernidade de hoxe». Sánchez Pombo reservó las mejores anécdotas para la faba -«algo de culto debemos tributarlle a este exquisito manxar que, para pracer de tantos, se cultiva nestas terras dende hai séculos»-. Así, relató la cena a la que el físico Albert Einstein asistió el 27 de febrero de 1923 en Barcelona, uno de cuyos platos era «habas a la Lorenzt, transformadas a la catalana». Y la cita de Camba ante su primera experiencia ante un plato de fabada: «Al comer mi primera fabada yo procedía como procedo siempre ante un manjar inédito y gustoso. Me tomé un plato. Luego me tomé otro. Y cuando terminé el segundo, me dije '¡Hombre! Esto de la fabada parece que no esté nada mal. No va a haber más remedio que decidirse a probarla'». El pregonero reconoció el trabajo «que con tanto esmero e tanto mimo fan» los recolectores de fabas y reiteró su compromiso, ya eterno, con la promoción de este producto.