A primeros de mayo de 1953, la prensa informaba de la próxima llegada a España del jugador argentino Alfredo Di Stéfano. Se añadía que el Barcelona le iba a pagar las vacaciones, al mismo tiempo que intentaría ficharlo. La situación del crack argentino era demasiado compleja, pues, haciendo caso omiso de su fichaje por River Plate, se había marchado a Colombia, enrolándose en las filas del Millonarios de Bogotá. Tenía, pues, dos dueños, que querían sacar una buena suma de dólares por su fichaje. El Barcelona entabló negociaciones con el River y el Real Madrid lo hizo con Millonarios. El culebrón había comenzado. El Barcelona acababa de ganar la liga 52-53 y el Real Madrid, a pesar de ser etiquetado como «el equipo del régimen», no la ganaba desde hacía 19 años. El Barça tenía a Kubala y si ahora fichaba al argentino, su poderío sería enorme. Di Stéfano había declarado en Buenos Aires que prefería el Barça y que haría buenas migas con Kubala, que acababa de recuperarse milagrosamente de una lesión tuberculosa. Los azulgranas contaban, además, con Samitier, ahora en el cuadro técnico, que era un mago en negociaciones complejas.