«¿Tienes gafas para poner en los pezones?»

Alexandre Centeno Liste
A. Centeno LA VOZ

AL SOL

MABEL RODRÍGUEZ

No solo de sol vive el anecdotario veraniego; los centros de solarium dan para mucho

27 ago 2022 . Actualizado a las 13:30 h.

Sí, se acaba el veranito y no es que en invierno no podamos, ni debamos, acudir al solarium, que es muy recomendable, siempre en su justa medida (además, las hijas de las asesoras también comen en invierno), pero está claro que el reclamo es menor. Pero mientras nos decidimos si nos pillamos el bono para no perder el tono, al menos, durante los primeros meses de otoño, vamos a echar la vista atrás y contar las diez anécdotas más divertidas que han sucedido en diferentes centros de Galicia. Prometo que todas son reales o, al menos, así me las contaron. Y si alguna no lo es, merece serlo por original y divertida.

¿Cuántas sesiones necesito?

Llega un cliente al establecimiento y comienza el diálogo es el siguiente:

—Mira quería apuntarme porque tengo una boda y necesito ponerme moreno, pero claro la boda es esta semana. En cuántas sesiones me garantizas que lo puedo conseguir.

—Hombre, llegas un poco justo, y aquí garantizar, garantizar… No se puede garantizar nada. Además, tienes la piel muy clara y tendrías que ir de forma progresiva.

—No, no, que yo aguanto mucho el calor y nunca me quemo. Méteme lo máximo que tengas. Si tienes de 15 minutos mejor que mejor.

La profesional, después de discutir un buen rato, y ya cansada de oír al aspirante a míster Costa Tropical, lo puso en una máquina horizontal y el máximo tiempo…. A la boda no llegó, pero no por falta de moreno, sino por quemaduras ya no sé ni de qué grado.

Uso de gafas

Como todos sabemos, o deberíamos saber, el uso de gafas es obligatorio. Y así se lo indicaron a nuestro siguiente protagonista, cuya respuesta fue: «No, no me hacen falta, que ya traigo yo unas». Y no mintió, pero resulta que eran de sol. Otros dos clientes pidieron dos pares de gafas para cada uno; al preguntar para qué necesitaban dos por cabeza, la respuesta fue que un par para la cara y otro para... «¿Tienes gafas para poner en los pezones?»

¿Dónde estará mi carro?

A esta mujer no se le fue la pinza poniéndose unas gafas que no eran adecuadas, sino que tuvo la brillante idea de ir con el bebé al solarium y lo aparcó en un reservado que le dejaron allí.. Acabó la sesión e iba tan relajada, que se fue olvidándose de que el carro (el del niño, no confundir con el de Manolo Escobar) le había quedado en el centro de estética. Susto fue poco el que se llevó.

¿Y si me ducho se me va el moreno?

Típica pregunta de señora que se va a quejar.

—No me avisaste de que si me duchaba al salir de aquí se me iba el moreno.

—No señora, no, el moreno no se va con el agua. Lo que se le fue con el agua es la roña que llevaba encima. Que hay que venir aseaditos (le dieron ganas de responderle a la empleada).

Embarazo

La contaba mi madre a mandíbula partida, porque se lo había dicho una supuesta amiga, que aseguraba que, cuando se pusieron de moda los solariums, le decía a su hija que no se desnudara de todo, porque nunca se sabía quién había estado antes allí, que ella sabía de una chica que se había quedado embarazada en un hotel, en el paso del Ecuador, porque le coincidió que la esponja que había usado, la había utilizado antes un chico y, claro, todo el mundo sabe que, además, de ser lo más habitual usar una esponja ya utilizada en un hotel, es el principal motivo de embarazo.

Días alternos

Muchos solariums no aconsejan sesiones diarias, sino que se debe dejar pasar un día entre una y otra. Pero aquí apareció el Einstein de los centros de estética con su gran idea, que sin ruborizarse se la soltó a la amable recepcionista: «Mira, ¿y si un día me pongo cara arriba y al siguiente me pongo boca abajo, así ya puedo venir todos los días, no?». Pues no, señor, no, que las lámparas están repartidas por toda la máquina.

Quítame el aire que eso no pone moreno

A la par de la que se le iba el moreno con el agua, está esa que no quiere aire. Quiere sudar y sudar, porque claro, si le encienden el ventilador no se pone tan morena. Creo que -pero esto no lo tengo confirmado- la mujer en cuestión no va a la playa, sino a un invernadero con piscina. Porque, en la playa también hay aire y no hay dios que se ponga moreno.

Sin ropa y a lo loco

Luego están los machirulos que se creen que en lugar de ir a un solarium van a un lugar de citas. Dos historias. En la primera, la dependienta, en lugar de decirle si quiere sesión horizontal o vertical, le pregunta:;.«¿Cómo prefiere: de pie o acostado?» Y el machote, claro, no se pudo contener y le dijo: «Si es contigo como tú prefieras».

Pero es que luego está el que llama a la trabajadora a ver si se puede acercar y le abre la puerta en pelota picada, que no tenía papel. Ahí, la joven estuvo avispada y le dijo: «Disculpa pero vengo a trabajar no a ver vergüenzas, para ver eso ya tengo un sobrino de cinco años». No contento repitió con dos compañeras más, hasta que la jefa llamó a la mujer, también clienta, y le contó las tres historias. Creo que al machote no le quedaron ganas.

De resaca

Qué malas son las resacas y con el calorcillo del solarium más. Pues a nuestro amigo no se le ocurrió otra cosa que empalmar la borrachera con una sesión de bronceado acostado. Y se quedó dormido. Roncaba y todo, y no había manera de despertarlo para que abriera la puerta.

Aparcacoches

Capítulo aparte está el que llega con las llaves de coche, las suelta encima de la mesa y dice: «Chica, ¿si ves un sitio me lo aparcas por si vienen los municipales?». con dos.. y un palito. De ese estilo deben ser las que van pintadas como una puerta a darse la sesión, luego claro, salen echas un adefesio y protestan.