Más mujeres sobre los escenarios de los festivales, pero, ¿bajo qué condiciones?

Carmen Novo LA VOZ / REDACCIÓN

AL SOL

El dúo gallego Bratzantifa que acaba de actúar en el Noroeste
El dúo gallego Bratzantifa que acaba de actúar en el Noroeste CEDIDA

Más allá de las cuotas, para las profesionales del mundo de la música es importante atender al papel que se le da a las mujeres dentro del festival

22 ago 2022 . Actualizado a las 14:50 h.

En O Son do Camiño apenas llegaron al 18 % del cartel. En el Resurrection Fest, no representaron ni el 4 %. Laura Romero, autora del proyecto Músicas Galegas Ilustradas, expone estos datos en una serie de gráficos que explican la presencia -o, mejor dicho, la ausencia- de mujeres sobre los escenarios de los festivales gallegos. Atender a las cifras «é a única maneira de amosar a realidade do panorama».

No es el único estudio que respalda la situación. Desde la asociación Mujeres Y Música (MYM) todos los años realizan un recuento de algunos festivales en España atendiendo al género de los confirmados. Del 2021 todavía no hay análisis, pero los datos del 2020 -año en el que algunos tuvieron que cancelar o aplazar las jornadas por la pandemia- recogen que cuatro de cada cinco artistas que llenaban los carteles eran hombres.

No obstante, durante los últimos años la tendencia se ha incrementado. Realizan este estudio desde el 2017, cuando se registraron solo un 11,87 % de músicas. En el 2020 fueron un 20,48 %. Si bien es cierto que la cifra ha aumentado, la desigualdad sigue escondiéndose tras los datos

¿Bajo qué condiciones?

Para Xiana Lastra, presidenta de Músicas ao Vivo, el problema va más allá de un porcentaje. Defiende que, al analizar la presencia femenina en los festivales, también se debería de atender a otros factores. Sobre todo, al papel que se les da a los grupos y artistas: la hora a la que tocan, cuánto tiempo lo hacen, el tamaño del escenario o la brecha salarial serían algunas de las claves a tener en cuenta. En el 2021 y según los datos aportados por MIM (Mujeres en la Industria Musical), casi el 70 % de las mujeres del sector en España cobran menos del sueldo medio de los hombres. No se trata solo de presencia, sino de garantizar ciertas condiciones. 

Lastra, además de presidenta de la asociación, también es vocalista en A Banda da Loba. «Como mulleres, cando nos programan dannos actuacións máis curtas en horarios nos que ven menos xente. Compartimos espazo con moitos compañeiros que pensas que se moven ao mesmo nivel e, de súpeto, son cabezas de cartel» explica.

Marina González, mitad del dúo Bratzantifa, reflexiona sobre esta problemática desde una doble vertiente: como artista y como espectadora. «Nós non deixamos de ser o grupo novo, as que cargamos cos peores horarios. Pero consumimos moita música feita por mulleres e, ás veces, é imposible vela. Un concerto dunha artista consolidada ás tres da tarde non ten razón de ser», indica González, mientras recuerda algunos ejemplos recientes.

Este verano Bratzantifa actuaron en el Festigal y en el Noroeste, dos ejemplos de eventos que velan por la presencia de mujeres entre sus filas. Como excepción dentro del panorama gallego, ambos rozan el 50 % de nombres femeninos. Para ellas, como artistas, el dato es importante. «Á marxe da música as dúas temos traballos precarios. Cando comezamos a gañar algo con isto, a nosa máxima foi ética: non imos deixar que nos pisen tamén aquí, nun proxecto co que pretendemos pasalo ben. Por iso investigamos os protocolos dos sitios aos que imos tocar, teñen que seguir certos mínimos. Queremos construir un proxecto no que nos sintamos cómodas, e soamente se consegue desa maneira», explica Marina.

Bratzantifa son Marina González y Lucía Amado.
Bratzantifa son Marina González y Lucía Amado.

El festival Noroeste fue uno de los pioneros en garantizar un cartel paritario. Para Cristina Toba, directora artística, la visibilización tiene una finalidad muy clara: garantizar unas condiciones laborales equitativas. «No me gusta cuando la gente se aprovecha de esto. El porcentaje no puede ser un número vacío, tiene que significar algo. La igualdad se refiere a todos los aspectos: salarios, horarios, conciliación…». 

En esta edición, de las 49 propuestas que abarca el festival, 23 están lideradas por mujeres. Para Toba, esto es el reflejo de una sociedad: «Durante los últimos años ha habido una serie de reivindicaciones que tienen que estar presentes en todos los aspectos. No hay vuelta atrás, así es la historia», defiende la directora. 

No obstante, «para que todo esto no quede en la nada, para que vaya más allá de un pensamiento», cree fundamental el apoyo de las instituciones. Todo va de la mano. Comparte esta visión Xiana Lastra, que apela en especial a las de carácter público. «Á hora de valorar un festival para optar a axudas económicas, deberíanse ter en conta todos estes factores. Presenza feminina si, pero, baixo que condicións?».

 Construir espacios comunes

Para Lastra, no hay una tendencia unánime a la hora de incorporar mujeres en los carteles. Depende de quien organice y, sobre todo, del tipo de festival. Laura Romero lo deja claro en sus gráficos. Como ejemplo más claro, el Resurrection Fest, dedicado a géneros como el metal o el hardcore, apenas llega al 4 % de presencia femenina. Más crítico es el caso de Kanekas Metal Fest y Alén Metal Fest, en cuyas filas no se aprecia a ninguna mujer. Para ella, llegar a la equidad en este tipo de eventos es, si cabe, más complicado. 

«Doume conta cando me contacta algún grupo preguntándome por se coñezo algunha batería de metal na zona e non sei que dicir. A maioría dos que coñezo son rapaces» indica la autora, que, además, también es bajista en el grupo Zënzar. Para ella, la clave está en el tema de los referentes. «Eu o vivín. Non tiña rapazas instrumentistas nas que verme reflexada».

Bajo este precepto nacieron festivales que, desde un principio, fueron concebidos como un espacio de creación para mujeres. Uno de ellos es Elas son artistas, un ciclo de espectáculos artísticos que funciona como una reivindicación por la igualdad. Bea Camiña, una de las partes organizadoras, defiende el proyecto como un punto de encuentro donde, a través del diálogo y de poner en escena sus propuestas, las mujeres puedan compartir experiencias y trazar lazos de unión. «Deste xeito ves que á de enfronte lle esta a pasar o mesmo. É unha cuestión de darnos conta de que somos igual de activas e fortes».

Para ella, el punto en el que la escena se encontraba hace cinco años no tiene nada que ver a la situación actual: «Non estamos tan caladiñas como antes, e todo isto reflíctese no modo de facer as cousas. A unión fixo a forza e apareceron mais referentes», comenta.

Más referentes femeninos

Así, muchas artistas comenzaron a hablar de las situaciones de discriminación a las que se veían abocadas dentro de la industria musical. Como canta el grupo Las Odio -compuesto íntegramente por mujeres- en su canción Indiespañol: «Los chicos guitarristas desbordan los carteles / Ellos son artistas, tienen lo que quieren / Yo no soy la novia / No soy la prima / Ni la amiga / Ni la vecina / Deja de buscarme, no estoy en la lista / Mira mi pulsera ¡Yo soy la artista!». También la banda Tiburona, que en su canción No me interesa tu opinión reproduce con ironía algunos de los comentarios a los que, por ser mujeres, han tenido que hacer frente: «Para este festi está todo completo, pero vamos a organizar otro para el ocho de marzo. Ya si eso...».

La bajista francesa Lola Frichet encontró en su instrumento el altavoz perfecto para reproducir el mensaje. En la parte trasera, ocupando todo el espacio del cuerpo, escribió con tinta negra el lema «more women on stage» -traducido al castellano como más mujeres sobre el escenario-. «Poco después recibí mensajes de muchas músicas que deseaban hacer lo mismo», escribía en un post publicado el año pasado vía Instagram.

La proclama, que nacía de un intento de Frichet por velar para que «músicas y técnicas no se sintieran tan solas», comenzó a figurar en instrumentos y carteles de artistas que reivindicaban la falta de mujeres en la escena. Así, cuando Laura Romero, autora de Músicas Galegas Ilustradas, conoció el movimiento que se había formado, también quiso sumarse. 

«Coñecín a historia de Lola e decidín mudar o cancelo #MáisMúsicasNosEscenarios -o que empregaba ata o momento para publicar as estatísticas- por #MáisMulleresNosEscenarios», explica. El fin de un hashtag no es otro que el de agrupar y animar a compartir. En este caso, sumar experiencias, testimonios y protestas bajo la misma proclama. 

Bratzantifa también hacen referencia a esta unión. «Sen as nosas amigas nós non teríamos o proxecto. As que nos prestaron o equipo, as que nos fan fotos, o merchandising...». Con la estética que siguen -rosa- hasta el propio nombre del grupo -en referencia a las muñecas Bratz- intentan reivindicar lo que siempre se ha menospreciado, aquello asociado a las «cosas de chicas». Lo hacen siguiendo el precepto del «hazlo tu misma», una forma de crear heredada del punk y del movimiento Riot Grrrl con la que pretenden demostrar que «por ser mulleres non tenemos que facer todo perfecto, que é o que se nos exixe».