«Mejor sentados que un año más sin Resurrection Fest»

Iván Díaz Rolle
i. díaz rolle VIVEIRO / LA VOZ

AL SOL

El público debe mantenerse sentado durante los conciertos; en la imagen, la banda Ángelus Apátrida en plena actuación.
El público debe mantenerse sentado durante los conciertos; en la imagen, la banda Ángelus Apátrida en plena actuación. Pepa Losada

Viveiro vibra con los ritmos extremos del primer festival español con grupos internacionales desde el covid-19

27 ago 2021 . Actualizado a las 05:00 h.

«Mejor sentados y con mascarilla que un año más sin Resurrection Fest». Cumplir las normas para mantener más vivo su pequeño paraíso en Viveiro es requisito indispensable para unos fans que el propio festival califica como «los mejores del mundo». Ni un solo incidente de consideración en tres lustros de pasión desmedida por los ritmos musicales más extremos ha integrado al cien por cien en la ciudad del Landro a una marea negra de estética agresiva y comportamiento ejemplar.

Aunque lejos de los cerca de cien mil pases que llegó a vender en ediciones pasadas, el Resurrection Fest ya vuelve a vibrar en versión limited, con un máximo de 2.500 entradas a la venta, y algunas todavía disponibles para los conciertos de este viernes y este sábado. Y aun así sigue rompiendo moldes. Es el primer festival español que logra llenar un cartel plagado de grandes artistas internacionales desde que comenzó la pandemia. Este jueves los grandes focos fueron para los alemanes Kreator, que ofrecieron un brutal show de hora y media. Este viernes es el turno de Jinjer o Eluveitie, y el sábado el de While She Sleeps, en unas actuaciones continuas desde las 5 de la tarde hasta la medianoche. En total 15 bandas actúan durante estos tres días en el recinto instalado en Celeiro.

Siguiendo el ejemplo de otros

Con un protocolo similar al que ya se ha demostrado seguro en otros muchos festivales, los resus se mantienen fieles a lo que para muchos es una tradición desde que se creó el festival en el 2006. Aunque esta edición mini se diferencie en muchas cosas de las anteriores. «O Resu sentado, nunca tal se viu», subrayan hasta los niños que ya se integran en esta cultura.

Con un dispositivo de seguridad prácticamente a la altura del que se despliega cuando el evento es macro, revisores se encargan de colocar al público en los asientos reservados por grupos en las diferentes zonas. En ellos piden mantener puestas las mascarillas y solo moverse para ir al baño o a pedir comida y bebida, aunque para evitar levantarse han habilitado la aplicación de móvil Gopick, para ser atendidos en el mismo sitio. Además, fumar solo está permitido en una pequeña zona habilitada. Mover las sillas y estar de pie también está totalmente prohibido y vigilado.

Muy lejos de las dimensiones de la última gran edición, en el 2019, también mantienen un puesto de merchandising de las bandas y el festival y por el recinto hay varios puntos con gel hidroalcohólico.

Unos cuidados protocolos que intentan hacer cumplir a rajatabla y que no van reñidos con disfrutar de unos esperadísimos conciertos ni con volver a dar vida a Viveiro. La avalancha de fans es esta vez mucho más pequeña, pero también sirve igualmente como impulso para la economía local y la hostelería, muy lastrada por las restricciones y el coronavirus hasta apenas hace unos días.