«La música tiene la gran capacidad de mejorar el mundo en el que vivimos»

Javier Becerra
javier becerra REDACCIÓN / LA VOZ

AL SOL

El dúo llega a Galicia prometiendo el mismo efecto que un vino: «Ver la vida de otra manera, más bonita»

23 ago 2020 . Actualizado a las 05:00 h.

«Es un verano totalmente diferente a cualquier otro verano», señala Alejandro Pelayo, mitad del dúo Marlango, que completa Leonor Watling. «Hemos hecho hasta ahora un par de conciertos con aforos limitados y medidas de distanciamiento, es así. Nos tenemos que acostumbrar todos, el público y nosotros. Es eso o nada, y elegimos esto. Las ganas de tocar superan a la pandemia». Esta noche actúan en el ciclo Solpores do Lagoeiro en A Estrada. La cita es a las 21.30 horas.

-Se percibe en los músicos una mezcla de resignación y la idea de «aunque sea así hay que hacerlo». ¿La comparte?

-Sí, nosotros estamos muy agradecidos de poder ir a tocar. La gente que asiste también agradece el poder estar en un concierto. Han sido unos meses muy complicados para todo el mundo, y la música es un bálsamo para todos. También para los que estamos en el escenario, por supuesto. Que nos dejen poder hacer conciertos, aunque sea en estas condiciones y a cuentagotas, se agradece muchísimo.

-Su nuevo disco planteaba una burbuja al margen de todo. ¿Se acrecienta ahora esa sensación?

-Siempre hemos entendido la música y nuestro oficio como una escapatoria de la realidad. La música tiene la gran capacidad de mejorar el mundo en el que vivimos, en el que existen la enfermedad y el dolor. La música evita eso. Cumple la misma función del vino: cuando te tomas un vino ves la vida de otra manera, mucho más bonita. Si lo haces poniendo un disco que te gusta se multiplica esa sensación.

-Dicen que «Technicolor» es el disco de la banda sonora de un filme que no existe.

-Bueno, al final eso son cosas que tienen más que ver con la nota de prensa que con la estricta realidad. Cuando las canciones aún no se sostienen les ponemos un pequeño andamio, y el recuerdo de las imágenes ahí es muy poderoso. Cuando las canciones ya andan son un ente en sí mismo. Luego es justo reconocer que has utilizado imágenes del cine que te gusta para poder encontrar un estado de ánimo. Por eso hablamos de la banda sonora.

-Se ha sugerido que un viaje al cabaré de entreguerras. ¿Están de acuerdo con ello?

-Imagino que eso tiene que ver con el protagonismo del piano. Al haber grabado con un piano de pared, que tiene ese registro, y que además no haya guitarras ni bajos, junto a las cuerdas y metales, sí que puede llevar a ese momento, pero más como un recuerdo que como una intención a la hora de componer y de arreglar. De eso nos dimos cuenta después. Yo creo que los periodistas cumplís ahí una labor poética posterior, reflejando cosas que no estaban pensadas en las propias canciones.

-¿Algo así como que vaya a sonar «Lili Marleen» en algún momento?

-[Risas] Claro. Eso no ocurre en el disco, para nada.

-¿Esta nueva estética genera conflicto con el material anterior de Marlango?

-No. De hecho, teníamos la idea de volver al primer disco, respecto a la forma de grabar. Al hacerlo todos a la vez le da un algo imperfecto a la canción que la hace caminar más natural y más bonita que cuando está todo demasiado encorsetado.

-Tiene un proyecto paralelo de música para niños.

-En paralelo tengo muchos frentes abiertos. Esto empezó de una manera muy casual en mi casa, con mis hijos y sus amigos, hasta que fuimos más de 20 en el salón y ya se estaba complicando todo mucho para todos -para los vecinos también [risas]-. Entonces decidimos llevarlo a un teatro y profesionalizarlo un poco. Se trata de estar 45 minutos alrededor de un piano. Hemos llegado a estar 165, y yo cada vez me siento más vinculado no solo a mis hijos, sino a los amigos de mis hijos. Me siento mucho más cómodo con ellos que con los adultos. Les transmito mi entusiasmo por la música y el piano. Jugamos. No hay mayor truco que la propia música.

-¿Habrá disco?

-Sí, lo iba a hacer antes de la pandemia, pero se vio aplazado el proyecto. En otoño tengo intención de grabarlo. En teoría solo cambia el nombre. No me gusta hablar de piano para niños. Todo es música y toda sirve para los niños. Ya nos gustaría a muchos adultos tener la empatía emocional que tienen los niños con la música.