Puedes ir a mi piscina por 15 euros

AL SOL

¿Bañarte en la casa de un particular previo pago? En Galicia ya es posible

20 ago 2020 . Actualizado a las 05:00 h.

La crisis del coronavirus ha generado que una infinidad de familias se vieran obligadas a suspender las vacaciones previstas. Ello, a su vez, generó un interés enorme en la adquisición de piscinas. En el mes de junio lo certificaban el director de la tienda Leroy Merlin en el centro comercial Marineda City de A Coruña: «En mayo hemos vendido lo que habitualmente vendemos en toda la campaña». Señalaba entonces que uno de los proveedores «ya no coge más pedidos porque no puede fabricar más».

El efecto también alcanzó al alquiler de viviendas que contasen con una. E incluso la compra de este tipo de inmuebles. Zonas como las Rías Baixas, A Costa da Morte o Ferrolterra se vieron totalmente desbordadas. Encontrar una casa con piscina libre para alquilar resultaba cada vez más complicado. En la compraventa el mercado registró una animación inusual en este campo, tanto de compra como de venta.

En medio de ese clima ha surgido la plataforma Swimmy, un equivalente a Airbnb pero centrado en las piscinas. Particulares de toda España pueden anunciar aquí sus instalaciones para ceder su uso a cambio de un precio. El propietario le saca rendimiento económico y su cliente disfruta de una piscina sin masificaciones y cerca de su casa.

La plataforma funciona de manera especialmente intensa en las zonas de interior. En Galicia, sin embargo, varios particulares se han apuntado a ello. Echando un vistazo en su menú de opciones se encuentra, por ejemplo, en A Coruña la opción de usar una piscina de nueve metros de largo pagando 15 euros por persona. Los anunciantes indican que el precio incluye el uso del jardín adyacente, la barbacoa, las tumbonas y hasta servicio de toallas.

En Baiona se oferta otra con un montón de extras que la hacen especialmente atractiva. Cuesta, eso sí, un poco más: 20 euros. Quien los pague puede disfrutar de esta infraestructura de dos niveles y con agua salada. La descripción subraya que está ubicada en un lateral de la vivienda «donde se concentra el calor solar». Además, está «provista de una amplia zona ajardinada y otra chill out?? con unas espectaculares vistas al Val Miñor donde podrá disfrutar de la tranquilidad paisajística».

Más económica se presenta otra ubicada en Pontevedra, que cuesta 13 euros. Simplemente se indica en el anuncio: «Nuestra piscina está siempre limpia y perfecta para utilizar». Quien viva cerca de Santiago, en A Igrexa, por su parte, podrá optar por 20 euros a una piscina climatizada junto a amplios jardines y numerosos extras. Ducha solar, siete tumbonas, una mesa con sillas bajo un cenador de madera y una cabaña con nevera. Existía además una quinta opción cancelada por el anunciante.

Estas son, por ahora, las ofertas que existen en Galicia de esta plataforma que se ha visto beneficiada indirectamente de las restricciones del covid-19. En algunas piscinas municipales se ha reducido drásticamente el aforo. En otras de carácter comunitario también han surgido problemas respecto a su uso. Y al principio del verano las playas, con las nuevas medidas, eran incapaces de acoger a todos los bañistas que querían acceder a ellas.

Negocio en alza

Swimmy empezó en Francia hace tres años y se instaló en España el verano pasado. Entre los dos países suman más de 3.000 piscinas y 100.000 usuarios. Según la plataforma ambos países son los que mayor número de piscinas concentran de toda Europa.

Indican que «la demanda se ha cuadriplicado este año debido a las circunstancias». Entre los usuarios destacan que, además de parejas o pequeños grupos, empiezan a crecer las familias o amigos que quieren pasar tiempo juntos «pero también despedidas de soltero y hasta bodas». Ahora el interés de Swimmy pasa por introducirse en el mercado americano, «con más de 11 millones de piscinas privadas».