¿Dónde está la puesta de sol más espectacular en Galicia?

AL SOL

Puesta de sol con rayo verde en el limbo superior sobre las islas Serralleiras. La fotografía del ocaso se realizó desde Nigrán.
Puesta de sol con rayo verde en el limbo superior sobre las islas Serralleiras. La fotografía del ocaso se realizó desde Nigrán. Fernando Rey

Los expertos explican por qué la comunidad es uno de los mejores lugares del mundo para presenciar el ocaso

02 ago 2020 . Actualizado a las 17:19 h.

Desde los albores de la humanidad nos maravillamos con la puesta de sol. Y es que la belleza del ocaso hipnotiza. Galicia puede presumir de ser uno de los mejores sitios del mundo para observar cómo el astro rey se marcha con la luz a otra parte. «Estamos orientados cara ao oeste. Galicia é o balcón de España ao Atlántico. Ademais, somos un dos extremos máis occidentais de Eurasia, de feito durante dous meses ao ano somos o último punto da Europa continental que ve poñerse o Sol», explica Jorge Mira, catedrático de Física en la USC. «Para observar una puesta de sol en todo su esplendor necesitamos tener un horizonte muy despejado y eso se consigue mientras el sol se pone sobre el mar, lo que sucede en muchos puntos de la costa gallega, principalmente en los litorales de Pontevedra y oeste da Coruña. Cuando el sol está ya sobre el horizonte, los rayos solares tienen más recorrido en la atmósfera y, por tanto, las tonalidades rojizas van a ser más evidentes. Además, sobre el mar resulta fácil que haya aerosoles con lo que este efecto se vería todavía más ampliado», añade el meteorólogo Juan Taboada.

Hay muchos lugares perfectos para presenciar a la estrella poniéndose sobre el océano. Pero, ¿y si quisiésemos tratar de averiguar dónde está la puesta de sol más espectacular?. El reto presenta varias complicaciones difíciles de obviar. Para empezar debe tenerse en cuenta que no hay dos ocasos iguales y que cuando se habla de belleza siempre entra en juego la subjetividad. «A posta de Sol que eu vexo habitualmente é a do cabo de Laxe, que ten como un anfiteatro natural para vela e dá unha visión cómoda e bonita. É aí onde ás veces collín inspiración para algún dos cálculos anecdóticos que teño publicado sobre o Sol», confiesa Jorge Mira. «Si tengo que elegir, me quedo con la puesta de sol desde Cabo Vilán, sobre todo la de invierno», reconoce el astrofotógrafo coruñés Óscar Blanco. «Me gusta un cielo totalmente despejado y una atmósfera bien estratificada para ver cómo se va escalonando el limbo superior del sol conforme se oculta. También me gusta cuando quedan nubes dispersas después de una tormenta el cielo y se pone con un tono anaranjado. Elijo la que se puede ver desde los archipiélagos del Parque Nacional de las Islas Atlánticas», apunta Pablo M. Alemparte, especialista en fotografía astronómica.

«Yo lo que trato de buscar es la plasticidad del paisaje. Da igual si el cielo está totalmente despejado o no porque a veces las nubes te dan una sensación de profundidad. Lo importante para mí es que tenga una composición paisajística y unos colores potentes. Entre todas, mi favorita, quizás porque me queda cerca de donde vivo, en Nigrán, es la puesta de sol que observo a menudo desde la playa América», señala fotógrafo Fernando Rey.

«Me gusta ir a los acantilados de Loiba, en Ortigueira. Desde allí siempre capté grandes puestas de Sol, limpias, nítidas, de gran belleza y casi siempre con algún fenómeno óptico», recomienda Alfredo Madrigal, especialista en fotografía de paisaje. «Si tengo que elegir un sitio, sería la Silla de la Reina, en el Alto del Príncipe, en las Islas Cíes. No por que las puestas sean especialmente espectaculares allí, que lo son, si no porque las islas tienen un encanto especial y esa costumbre que tiene la gente de reunirse allí arriba cada día para ver la puesta de sol tiene una magia que no he sentido en ningún otro lugar, será porque la belleza compartida siempre se disfruta más», reconoce la fotógrafa Noa Táboas.

Rayo verde

La experiencia de vivir una puesta de sol alcanza su plenitud cuando uno tiene la fortuna de cruzarse con un rayo verde, un fenómeno atmosférico que resulta menos escurridizo de lo que muchos imaginan. «Se produce muy a menudo, aunque suele pasar desapercibido a simple vista», sostiene Blanco. Hay dos tipos diferentes. Un rayo verde que asoma con el último destello del sol y que puede aparecer tanto en el atardecer como el amanecer, y otro que surge en el limbo superior del astro. Cualquier lugar con un horizonte despejado permite captar el fenómeno que inspiró a Julio Verne y al que acompaña la leyenda que asegura que si una pareja observa un rayo verde quedarán unidos para siempre.