Un paseo por el viejo camino que nos lleva hasta la punta del faro de Fisterra

cristóbal ramírez

AL SOL

01 ago 2019 . Actualizado a las 05:00 h.

Desde el punto de vista histórico, nunca camino alguno llegó hasta la punta donde hoy se alza el faro de Fisterra. Sí hay referencias de un sendero, ni siquiera una corredoira, hasta la parte alta de ese monte -doble monte: San Guillermo y O Facho- que forma el cabo. Y hoy, cuando la mayoría de la gente va por la carretera, el senderista prefiere retomar aquel viejo camino, en la actualidad muy ancheado y que, además, continua hasta el faro y el semáforo.

El punto de encuentro es la magnífica iglesia de Santa María das Areas (1). Hasta iniciado el siglo XX a partir de ahí ya comenzaba a subir, pero ese arranque -que todavía se distingue en los mapas antiguos pero que está cerrado- no resulta visible.

De manera que lo mejor es tirar carretera adelante, tramo incómodo pero ciertamente corto: 600 metros. Ahí, pasado el viejo depósito de agua, se gira a la diestra por la llamada, al menos en una buena parte, ruta de San Guillermo. Ancha y de tierra, con pendiente inicial pero que rápidamente se pone más suave. Hay otro depósito de agua (2).

A partir del kilómetro 1,7, donde se gira a la izquierda, las piernas van a notar más el ascenso. Y una anécdota no menor: en determinado punto aparece un viejo muro (3), también a la misma mano. Todo apunta a que es donde Don Jorgito el Inglés (o sea, George Borrow, vendedor de biblias), estuvo a punto de morir de insolación y deshidratado cuando el siglo XIX no había llegado a su mitad.

Atención cuando se llevan 2100 metros, porque arranca un sendero, una vez más a la izquierda. Lleva hasta los restos de la capilla de San Guillermo (4), con un sarcófago antropomorfo que se conoce en la zona como «a cama do santo» y que está relacionado con leyendas de fecundidad.

Marcha atrás, el viajero recupera el camino. Y unos metros más adelante, la gran panorámica, con toda la costa hasta monte Louro por un lado, el enorme Atlántico ocupando el resto de la retina. Tiempo de descender, yendo a dar al asfalto, empalmando con la carretera que viene desde Fisterra bordeando el monte. Y al faro, claro está (5).

La vuelta hay que hacerla por otro camino, y en el punto que antes era el kilómetro 3,4 y ahora 5,9 seguir por la izquierda, bordeando unas grandes peñas. A la diestra va a quedar el monte de O Facho y algo más adelante un bloque granítico que recibe sonoro nombre de Pedra Cagona (6).

El descenso es muy pronunciado, y, cuando se han recorrido 7,1 km, en una gran curva se gira a la derecha. Algo más allá se empalma con el camino de ida.

¿Para todos los públicos? Sí, sin duda, tanto por la extensión como por la dificultad. Pero desde luego no es una ruta para hacerla con menores de 10 años ni resulta posible el paso con carritos de bebés. Y es que no hay nada perfecto.