El instinto más profundo

Olga Mª Moure Fernández

AL SOL

Olga Mª Moure Fernández. 51 años. Mugardos.

06 ago 2018 . Actualizado a las 21:58 h.

Eran tiempos en donde las normas, las costumbres, la educación y los valores de antaño ya no tenían sentido. Tiempos en los que prevalecía la individualidad frente a lo colectivo, tiempos duros, tiempos grises, tiempos difíciles. Desde que aquella maldita bomba acabase con la vida de una buena parte de la población, John vivía en un estado de alerta constante, siempre en guardia, solo, mimetizado con el ambiente.

La existencia de grupos armados le obligaba a proceder con cautela, moverse con sigilo, en silencio. Era la mejor manera de pasar inadvertido. Su vida dependía de ello. Había aprendido muy bien la ley de la calle desde que, en un oscuro día de invierno, calcinasen su casa con toda su familia dentro. En su memoria todavía la puede ver ardiendo, como la antorcha de una refinería, desde lo alto de aquella colina donde, aquel día, se encontraba buscando alimento para los suyos. No llegó a tiempo. No pudo hacer nada. Él también quiso morir. Al final, el instinto fue más fuerte y optó por sobrevivir. Acostumbró su cerero a la indiferencia y también cultivó la venganza. Y la venganza llegó una noche en forma de bidones cargados de combustible que John, silenciosamente, derramó en el campamento de aquellos indeseables y una cerilla cambió el escenario. «Pero ¿qué broma es esta? ¿Es que la venganza no es acaso justicia?»

John regresó por donde había venido, despacio, pensativo, sorprendido de no sentirse liberado, reconfortado. En su interior sentía como esa emoción llamada venganza se retroalimentaba. No habría retorno. Pandora y su caja harían el resto.