El cruce

Gonzalo Arias

AL SOL

Gonzalo Arias. 60 años. A Coruña. Ingeniero de minas

06 ago 2018 . Actualizado a las 21:57 h.

Yo siempre pensé que moriría atropellada por un camión. Ya sé que es una tontería, pero cada uno tiene sus propias tonterías. No obstante, cuando ya pasó a ser una obsesión que me imposibilitaba salir a la calle, busqué la ayuda de un profesional de la salud mental. La psicóloga encontró la raíz del problema rápidamente: era un conflicto larvado desde mi infancia, causado por un padre autoritario y maltratador y una madre sin carácter. «Usted cree -me dijo- que en su vida va a ser atropellada por un hombre violento, como fue atropellada su madre por su padre», «metafóricamente hablando», aclaró. Me reí en mi interior del típico análisis freudiano pero no le contesté. También me dijo que pusiera un gran póster con un camión enfrente de mi cama para ir quitándome poco a poco ese miedo. A esto sí le hice caso. Fui a una tienda de enmarcado de cuadros y compré un póster con la imagen de un gran camión en la lejanía, avanzando por una carretera recta que se perdía en un horizonte teñido por la luz rojiza del atardecer. Es una foto convencional, nada artística. Copia de la típica foto de la Ruta 66 de Estados Unidos.

De forma para mí sorprendente, la visión diaria al levantarme de la cama de aquel camión solitario y muy, muy lejano, me fue calmando. Así pude salir a la calle, retomar mis relaciones sociales y hasta me eché un novio, Juan, que es adorable. Y todo eso hasta hoy, que estoy sin poder moverme de la cama, atenazada por el miedo, al darme cuenta de que cuando compré el póster el camión se veía muy lejano, en el fondo de la carretera, pasando al lado de una señal que anunciaba un cruce peligroso sin barrera a 2000 metros, y ahora, en cambio, el camión, como si hubiera avanzado en la noche, se ve amenazador, más grande y cercano, y el letrero del cruce peligroso marca solamente 200 metros. Hoy, precisamente hoy, cuando creo que Juan me va a proponer matrimonio.