Manos limpias

cristina barrio cordeiro

AL SOL

Cristina Barrio Cordeiro. 60 años.Maestra de primaria

06 ago 2018 . Actualizado a las 21:56 h.

Cuando era niño en el barrio siempre llevaba la cara llena de churretones, las uñas negras y las rodillas llenas de costras. Mi madre me perseguía para que me lavase.

-¡Ven aquí, marrano, deja que te corte esas uñas de carbonero!

-Guido, a lavarse las manos antes de comer.

Sí, mi pobre madre se desesperaba con mi aspecto. Cuando tenía trece años el señor Capelli se fijó en aquel chaval flaco y desastrado que le abría la puerta del coche cuando venía por el vecindario a cobrar su protección a los comerciantes. Comencé haciendo recados, pero como era espabilado y no tenía miedo y, sobre todo, no tenía escrúpulos, poco a poco fue encargándome trabajos cada vez más peligrosos y mejor pagados.

No tuve ningún problema en seguir ensuciándome las manos, ya fuese empuñando un arma o dando palizas a todo aquel que se interpusiese en nuestros negocios. Cuando el señor Capelli envejeció y perdió empuje yo ya era su mano derecha y me fue fácil deshacerme del viejo. Si me viese ahora mi pobre madre se sentiría orgullosa. Llevo un traje con clase, un perfecto corte de pelo y una manicura impecable. Lástima que para tener las manos limpias haya tenido que ensuciármelas tanto.