Chaioso, atrapado en un exorcismo

AL SOL

El pueblo ourensano celebró, un año más, su particular fiesta del terror

23 jul 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

«Hace 500 años se llevó a cabo un exorcismo en Chaioso con un resultado final terrorífico. El demonio terminó apoderándose de la gente que vive en el pueblo». Así introducían los payasos asesinos a los que la noche del viernes y el sábado se acercaron hasta la decimoctava edición del «Pueblo Fantasma».

Durante dos noches al año, todo tipo de seres deambulan entre las casas y la vegetación del lugar. La niña del exorcista gritándole al cura que el espíritu le quema. Unos vampiros a los que hay que matar con una estaca en el corazón. Un campanero que regresa de entre los muertos para tocar las horas. El hombre lobo que lleva varias noches sin presas que llevarse a la boca y un quirófano en el que las operaciones nunca salen bien cogen por sorpresa hasta a los que dicen no tener miedo.

«¡Vamos a rezar todos!», ordena un cura cuya única obsesión es sacar muelas -y según cuenta la leyenda, se ha llevado alguna vida por el medio también-. Cientos de personas tuvieron que atravesar un cementerio y un parque a oscuras en el que unos niños permanecen atrapados, desde el exorcismo, y que guían a los más valientes hasta un laberinto a oscuras. «Si algo se mueve bajo vuestros pies no tengáis miedo», advertían.

Álvaro Vaquero

Hombres con motosierras, brujas realizando conjuros, dementes caminando entre los visitantes y carniceros que despiezan niños y embotellan sus órganos en formol fueron otros de los personajes que provocaron gritos de pavor y risas histéricas.

El recorrido, que dura en torno a veinte minutos, se hace por grupos acompañados de un guía y cuesta cinco euros. «Este año nos hemos caracterizado de payasos asesinos por el problema que surgió en EE.UU. con ellos. El resto mantiene bastante esencia de los años anteriores. Reproducimos escenas de terror convencionales e intentamos introducir hombres lobo o brujas que son típicos de las leyendas gallegas», explica Emiliano Rodríguez, que participó en la organización del evento. «Cada año es más complicado montarlo porque siempre queremos innovar y no es sencillo, porque hay gente que nos acompaña desde hace mucho tiempo y es difícil sorprenderla», añade.

Álvaro Vaquero

La idea, que surgió hace muchos años y que en un principio tenía lugar en el castillo de Maceda, se sigue poniendo en práctica para recaudar fondos destinados a las fiestas del pueblo. «Hubo unos años en que dejó de hacerse, pero cuando volvimos los que habíamos estado fuera estudiando, la retomamos en Chaioso. Al principio el recorrido era más corto, pero el número de participantes y de visitantes ha ido creciendo», explica la presidenta de la asociación de vecinos, Maricarmen Carballo. La cola para entrar en el pueblo estaba formada por personas que llegaban de diferentes partes de Galicia. Desde niños hasta adultos -incluso familias al completo- quisieron experimentar el miedo este fin de semana.