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La inesperada extensión de la plaga pone sobre aviso a la principal comarca productora de Galicia, la de A Limia

s. martínez XINZO / LA VOZ

AGRICULTURA

Ana Garcia

Desde el sector confían en que las iniciativas de control puedan ser válidas

27 mar 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

La noticia de la extensión a Muxía de la plaga de la polilla guatemalteca alarma al sector patatero antelano. «Que se haya expandido la plaga es algo alarmante, aunque nosotros estemos lejos de la costa», apunta el presidente de la asociación de patateros de A Limia, Amador Díaz Penín.

«Vemos que poco a poco, y pese a los esfuerzos y medidas por controlar la plaga, esta se va propagando a otras zonas y eso es para preocupar a todo el mundo», añade. También incide Díaz en que «hay que empezar a ver qué sucede en las zonas donde se realizó la cuarentena de dos años y ver si esa medida ha sido realmente efectiva».

A Limia es la mayor comarca productora de patata de Galicia, con una media de más de 120 millones de kilos anuales. El Consello Regulador de la IXP Pataca de Galicia supervisa la comercialización de cerca de 5 millones de kilos de tubérculo cada año. El 90 % de esa producción sale de la comarca antelana.

El temor a que llegue al sur ourensano está latente: «No es imposible que esa plaga acabe llegando a aquí. Si eso sucede, esta comarca se iría al garete económicamente hablando. Sería algo catastrófico. El hecho de que en dos años no se pudieran plantar patatas hundiría a toda A Limia, los daños serían de muchísimos millones de euros».

Confianza en el control

Díaz Penín remarca que desde el sector confían en que las iniciativas de control de la extensión de la polilla guatemalteca puedan ser válidas. «Pero eso no quita para que un día alguien pueda cometer una imprudencia o una irresponsabilidad, y que la plaga pueda venir hasta estas tierras. En su día, cuando estaba en Canarias, se decía que se hallaba muy lejos de Galicia, pero lo cierto es que acabó llegándonos. Con lo cual, la palabra imposible no existe en este caso», recuerda. «Es tiempo de Semana Santa, es decir, tiempo de rezar: parece que es lo que habrá que hacer, y pedir que esa plaga no nos afecte aquí», añade con ironía.