«La alimentación ecológica es una filosofía de vida de respeto al animal»

Margarita Mosteiro Miguel
Marga Mosteiro SANTIAGO / LA VOZ

SANTIAGO

«Hay personas incrédulas que no confían en las ventajas de comer sano», lamenta la dueña de esta carnicería de la Praza de Abastos de Santiago

05 feb 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

«En Galicia somos muy dados a confundir la carne ecológica con la de casa, pero la diferencia está en la alimentación que se le da al animal», explica Esther Vinseiro Tarrío. «Si le doy pienso, medicinas, hormonas y químicos al animal o le echo a la verdura químicos para crezcan más rápido, ya no estoy comiendo sano. Es lo mismo que me venden las explotaciones industriales», explica. Esta mujer puso en marcha hace ocho años, en la Praza de Abastos, la única carnicería «auténticamente ecológica de Santiago» y fue ampliando el negocio a otros productos «también con la garantía del Consello Regulador de Agricultura Ecológica». En su puesto «no se vende nada que no esté avalado por el sello, y no es por no engañar al cliente, sino porque no me quiero engañar a mí misma».

Esther Vinseiro proclama que la «alimentación ecológica es una filosofía de vida, en la que se considera fundamental el respeto al bienestar animal». Los animales se crían en «total libertad, disfrutan de pastos al aire libre. Algunos hasta les ponen nombres y música en los establos. Se sacrifican en mataderos especiales, en los que el ejemplar no entra en fila, sino solo; así se evita el estrés que hace que la carne se tense». Las gallinas ponedoras de granjas «están amontonadas, les encienden y apagan la luz para que pongan; los huevos caseros nuestros son de gallinas que viven libres, no comen pienso, y siguen el ciclo normal de la vida. Tengo una clienta que me pide «huevos de gallinas felices». Un pollo de granja sale en 27 días, los ecológicos tardan 90 días. No somos conscientes de lo que le metemos al cuerpo».

Los alimentos ecológicos permiten seguir una «alimentación sana, que repercute directamente en nuestra salud». Aunque cada vez más personas se interesan y se suman a esta propuesta, «aún hay muchos incrédulos que, cuando intentas explicarles las ventajas, te dicen que son tontería». Entre sus clientes hay fundamentalmente «gente joven con niños, que compran para sus hijos porque están preocupados por su alimentación; también personas enfermas a quienes sus médicos les recomendaron cuidar lo que comen. Últimamente tengo clientes mayores, que compran porque sus hijos vienen, y muchos vegetarianos piden otros productos. Alguno, que dice ser vegetariano no fanático, se lleva alguna hamburguesa», comenta.

A diferencia de la creencia general, los productos ecológicos «no son mucho más caros que los otros que se venden como buenos. Por ejemplo, nuestro churrasco es a 9 euros, el supuestamente bueno, a 8; las chuletas de 12 euros, nosotros las vendemos a 16, pero sabes que comes salud», explica.

En toda Galicia hay una veintena de explotaciones ganaderas ecológicas y, de estas, 14 forman parte de Biocoop, que es la cooperativa de Verín «donde compramos la carne de ternera; y la de cerdo tenemos que traerla de Segovia, porque aquí no hay ninguna. Ni siquiera el porco celta es ecológico, porque durante los primeros meses de vida se le da pienso para sacarlos adelante». En la crianza ecológica, el animal tiene que salir solo, y en caso de enfermedad se usan plantas medicinales. «Todo es respetuoso con el medio, porque lo que se le da de comer al animal y a la planta, lo comemos nosotros».