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El «abuelo» de Foz y uno de los gallegos más longevos

María Cuadrado Fernández
maría cuadrado FOZ / LA VOZ

AGRICULTURA

«Encóntrome de marabilla e vou axudando no que podo na casa», dice Pancho do Relámpago

04 dic 2015 . Actualizado a las 05:00 h.

Siempre hay una sonrisa para el que lo visita. Una palabra agradable y un ?moitas gracias? cuando se le felicita por su cumpleaños. Francisco Lestegás Eiras, más conocido como Pancho do Relámpago, acaba de cumplir 105 años. Y aunque es uno de los casi 10.000 focenses censados, es imposible pasar por alto la fecha de su aniversario porque Pancho es el abuelo de Foz y ya figura en los primeros puestos en la lista de personas más longevas de Galicia.

Lo encontramos en la cocina de su casa, en el barrio de Marzán, haciendo compañía a su hija María Ramona y a su yerno. Es un día frío que no invita a salir. Sentado en una butaca nos recibe este veterano focense, siempre jovial y alegre, por el que parece que no pasan los años.

?Encóntrome de marabilla coma sempre?, confiesa. Reconoce que sigue colaborando en las tareas domésticas, ayudando a la la familia en los quehaceres diarios y también, cuando puede, en el cuidado de los animales. Pancho transmite alegría. Es hablador y está al día de lo que ocurre en su barrio, por donde sale a pasear, y también de la actualidad en su municipio. Aunque dice sentirse bien físicamente, no oculta que ahora sale menos de casa, que ya no va tanto a jugar la partida. En el barrio no hay ningún vecino de su quinta, ni siquiera con diez años menos. ?Antes saía de mellor gaña, pero agora ás veces non me apetece porque para ir só aos sitios? se aínda tivera compaña?.

Es una reflexión que se repite entre los centenarios a los que he conocido. También a Pancho se le hace cuesta arriba ir despidiendo a vecinos y a amigos que se van? cosas de la vida.

Y aunque es muy querido y apreciado en todo Foz, sobre la familia gira ahora y giró durante estos 105 años la vida de este veterano lobo de mar. Porque ahí, donde le ven, fue marinero desde los 13 a los 60 años. Anduvo embarcado en el ?Relámpago? (de ahí el nombre) y en el ?Brisas?. Pero entonces, la vida era bastante más dura. Y cuando uno ponía el pie en tierra, había que seguir trabajando en la labranza, en el monte? donde uno pudiera ganar para sostener a su familia. Sus manos son las de un hombre curtido por el trabajo, pero su mirada y su espíritu guardan el verdadero secreto dela juventud. ?Aquí estamos, estos días non se pode saír moito para fóra porque fai bastante frío?, explica en la cocina, con su polar color marrón y su gorra, que siempre le acompaña.

Cuando le comentamos que puede estar entre las personas más longevas de Galicia no parece sorprenderse: ?Pode ser, porque 105 anos xa son bastantes anos. Pero bueno, de momento eu estou ben, sin case medicamentos e sigo axudando no que poido. Un non sabe o que vai pasar?. A este hombre padre de una hija, con tres nietos y tres bisnietos no parece preocuparle en exceso no haber recibido grandes homenajes. Tampoco los reclama. Le gusta hablar más del presente que del pasado, y eso que ha sido protagonista de algunos acontecimientos que han marcado la historia de nuestro país y de la villa en la que reside. Solo por citar dos ejemplos: no se libró de la Guerra Civil y participó en la construcción del edificio de la cofradía de pescadores de Foz, hoy un inmueble completamente abandonado a pocos metros de A Ribeira. De sus años mozos nunca ha ocultado la necesidad que pasaban las familias o la dureza del trabajo en el mar. Eran otros tiempos. Y a él le tocó vivir una juventud bien diferente de la que hoy disfrutan sus bisnietos.

Muchas cosas han cambiado. Hasta su pueblo, dice, de Foz marinero a un Foz con muchas caras nuevas. ¿Y el secreto de la edad? Él dice no saberlo, pero solo con mirarle todo apunta a que el secreto está en la risa, el buen humor y el sentirse feliz.

¡Felicidades Pancho!

Sale casi a diario. Pancho do Relámpago ayuda en casa, sale a diario, a veces a jugar la partida.

Marinero desde los 13 a los 60 años. Anduvo embarcado en el «Relámpago», de ahí su apodo.

¿El secreto? No lo sabe, pero está en su alegría.