Patrocinado porPatrocinado por

Velando por el futuro del rural

David Suárez Alonso
david suárez VIGO / LA VOZ

AGRICULTURA

Diez años de trabajo avalan a un grupo de investigadores de la Universidad de Vigo que asesoran y difunden iniciativas para crear un sistema agrícola ecológico y sostenible

16 oct 2011 . Actualizado a las 06:00 h.

No son un grupo de investigación al uso de la Facultad de Económicas. Su trabajo diario está en la calle, hablando con asociaciones de vecinos, propietarios de parcelas y movimientos sociales del rural. La fórmula mágica para dinamizar el rural no está escrita en ningún libro, no existen estadísticas al respecto y son ellos los que deben ir localizando las iniciativas innovadoras que otros deberían tener en cuenta. El grupo de investigación en Economía Ecolóxica e Agroecoloxía de la Universidad de Vigo lleva diez años trabajando para invertir la tendencia de abandono del rural, una tarea que no es precisamente sencilla.

En Galicia existen en la actualidad 1.300 núcleos sin habitantes y en los últimos quince años se han reducido prácticamente a la mitad los empleos del sector agrario. ¿Qué hacer? Una de las prioridades, desde el punto de vista de estos investigadores, es conseguir un uso razonable de los recursos y alcanzar un desarrollo sostenible. El grupo se ha fijado especialmente en las iniciativas de este tipo en la que surgen «dende a base», es decir, las que promueven los propios vecinos. El sector agrícola y el ganadero son pilares indispensables pero los investigadores también recuerdan que existen oportunidad en otros sectores como la apicultura, la micología o el denominado agroturismo, ese en el que se invita a los visitantes a ver cómo se producen los alimentos.

Romper las barreras existentes entre los núcleos urbanos y el rural es otro de los aspectos que consideran importantes. En este sentido, las redes de consumo alternativo son una gran oportunidad. El grupo está realizando un atlas que localiza las cooperativas de consumo y las iniciativas de comercialización directa que existen en toda España. «É un modelo que beneficia ós clientes pero tamén para o productor, que consegue mellor prezo e fideliza consumidores», explica Damián Copena, uno de los miembros del grupo.

Toman nota de las iniciativas interesantes y las difunden para que se puedan repetir en otras localidades. Queda aún por aprender. Paul Seagemaker, un sociólogo rural holandés que trabaja con el grupo, pone un ejemplo. En su país los vecinos de un pueblo se pusieron de acuerdo para instalar paneles solares en el tejado de una granja que su dueño tenía que reformar. Todos colaboraron en el coste de las obras y los beneficios energéticos, ahora, también se comparten.