Los restos del monte, una materia prima cada vez con más salidas

Usar los restos del bosque para elaborar productos de cosmética ya no es una novedad, dice Mosquera. Tampoco lo es dedicarlos a preparar compost o fertilizante, aunque en ambas posibilidades hay que tener en cuenta la composición química. No conviene prescindir de la relación carbono-nitrógeno, resultado de la división del porcentaje de la primera sustancia por el porcentaje de la segunda.

Si hay poco nitrógeno, se puede añadir purín para compensar, apunta Mosquera. Para la elaboración de productos de cosmética, agrega, son mucho más aconsejables los restos de frondosas que los de coníferas.

Es una posibilidad menos desarrollada que otras, aunque también objeto de estudio: por ejemplo, en la Comunidad Valenciana se llegó a realizar un proyecto de investigación, financiado con fondos del programa Life, que analizaba el empleo de restos de naranjos con ese fin.

Árboles como el abedul, el alisio, el roble o el castaño no solo pueden valer para ese fin, sino que de hecho ya se usan: así, Mosquera recuerda que se dan hojas de abedul a animales para que las coman y que en otras zonas de España, cuando el verano es muy seco y se agotan los pastos, se utilizan las hojas de los árboles con ese mismo cometido. Tratándose de Galicia, es conveniente que en la elaboración del forraje se empleen restos de frondosas por su composición.

Hay ganaderos de la comarca de Ferrolterra que tienen árboles ?en este caso, dice la profesora, se trata de alisos? cerca de sus caballos. Esos árboles no suelen alcanzar gran altura, con lo que fácilmente pueden servir de alimento a las reses.

Hay también ocasiones en las que los frutos acaban siendo alimento del ganado a falta de otras salidas en el mercado: por ejemplo, a veces los dueños de fincas de manzanos prefieren usar la cosecha como alimento del ganado ?en este caso ovino, precisa Mosquera? si el precio de la manzana para elaborar sidra no les compensa. También hay ejemplos de criadores de ganado porcino que suelen dar castañas a los animales. Sí conviene tener en cuenta, como subraya esta docente de la USC, que ni los valores nutricionales de todas las hojas son iguales, ni las necesidades de alimentación de los animales son las mismas.

El empleo de los restos forestales para obtener energía no es una novedad, aunque las salidas en el mercado no han llegado hasta ahora a un nivel de gran difusión. De todos modos, Mosquera subraya que se han conseguido buenos resultados en proyectos con hojas y ramas.

Los restos de ramas y de hojas ?esquilmo en castellano, estrume en gallego? son un material muy adecuado para la preparación de camas para el ganado. Esa idea no es rechazada por docentes como Mosquera, que subrayan su utilidad. Esa materia, en contacto con los restos orgánicos de los animales, produce estiércol, que resulta luego muy útil como abono en las tierras de cultivo.

Que en el monte queden algunos restos no supone un problema, porque también acaban siendo un nutriente. El problema se presenta si se descomponen y acaben en la atmósfera liberando grandes cantidades de CO2.