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Las calderas de condensación de alta eficiencia, el aliado asequible para descarbonizar tu hogar

Las calderas de gas, ya compatibles con los gases renovables, son una solución eficaz en la reducción del consumo energético y la batalla contra el cambio climático

Daniel Cabezas

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La descarbonización es uno de los grandes retos a los que nos enfrentamos como sociedad. El cambio climático, producido esencialmente por la emisión de gases de efecto invernadero a la atmósfera, se ha convertido en una amenaza de primer nivel para la supervivencia del planeta y de todos los que lo habitamos. La sociedad en su conjunto tiene una gran responsabilidad a la hora de acometer la transición energética.

Nuestro país, junto a las principales naciones del planeta se han marcado unos objetivos que tienen como horizonte los años 2030 y 2050. Será entonces cuando tendremos que alcanzar el denominado “Net Zero”. Es decir: las cero emisiones netas, algo que pasa necesariamente por minimizar la cantidad de gases de efecto invernadero liberados y retirar o absorber de la atmósfera los gases que se produzcan, de cara a reducir el consumo, la dependencia de terceros y fortalecer así nuestra soberanía energética.

Uno de los ámbitos en los que es necesario actuar es el de las calefacciones en los hogares de nuestro país. La mayoría de ellos disponen de un sistema de calefacción cuyo elemento central es una caldera de gas. Esto no es ningún obstáculo para lograr la citada descarbonización del consumo energético del parque residencial en España. Al contrario, es una gran oportunidad.

Menos emisiones que en Europa

De entrada, conviene poner encima de la mesa una serie de datos muy relevantes: el sector residencial en España consume menos energía que la media europea (un 17% del total frente al 40%). De ese porcentaje, aproximadamente el 40% está asociado a la calefacción, lo que se traduce en que nuestras viviendas son responsables de alrededor del 12-15% del total de las emisiones, una cuota muy inferior al resto del continente (36%).

Con todo, el cambio de modelo es imparable, y son muchos los ciudadanos que lo tienen en mente: a ocho de cada diez españoles les preocupa mucho o bastante el gasto que supondría cambiar sus sistemas de calefacción por uno totalmente eléctrico, como las bombas de calor con aerotermia. Así se desprende de una encuesta elaborada por 40dB, a petición de la Asociación de Gas Licuado (AGL) y Sedigas, para conocer la actitud de la ciudadanía ante las medidas de eficiencia energética y su impacto económico sobre los hogares.

Según la citada encuesta, el 70% de los hogares invertiría en cambiar su sistema de calefacción por otro más eficiente y sostenible un máximo de 1.500 euros y sólo el 8% destinaría más de 3.000 euros, cuantías muy inferiores al coste de sustituir los equipos existentes por equipos eléctricos como las bombas de calor Tal y como señaló la OCU el pasado mes de septiembre, el coste de las bombas de calor aerotérmicas puede alcanzar los 12.700 euros, a los que sumar el coste de la instalación, de entre 2.000 y 8.000€ (más IVA).

Dicho eso, es preciso subrayar que el carácter renovable del sistema de calefacción no depende de la tecnología, sino del combustible que esta utiliza. Por ello, ante la imposibilidad reconocida de alcanzar los objetivos de descarbonización sólo con la electrificación, los gases de origen renovable son una solución tecnológica madura, aportan una producción continua, flexible y estable, y, además, en el caso del biometano, ya circula por la red gasista actual y puede alimentar las calderas de nuestros hogares sin necesidad de realizar ningún tipo de adaptación.

Limpio y asequible

Las ventajas de este gas son muchas, y además permite aprovechar lo que ya tenemos. Allí donde ya hay una infraestructura de gas en operación, esas instalaciones existentes se pueden utilizar con gases renovables. Las mismas calderas de las que disponemos actualmente son compatibles no sólo con biometano si no con hasta un 20% de hidrógeno renovable. Por tanto, la renovación de los equipos de calefacción por nuevos de condensación de alta eficiencia cuenta con la ventaja de que se pueden instalar en el mismo lugar en el que se encontraban los antiguos sin necesidad de hacer obras ni de abandonar la vivienda durante su instalación, gracias a una inversión asequible, que garantiza un ahorro inmediato y, por tanto, reduce la factura energética de los hogares.

Además, no todos los hogares pueden optar a otras opciones de calefacción renovable, por ejemplo, eléctrica. No sólo por una cuestión económica: también técnica. Y no tienen por qué hacerlo ya que no es cierto que la nueva Directiva europea de Eficiencia Energética prohíba el uso de calderas u obligue a su sustitución.

En ese sentido, desincentivar las calderas de gas (incluidas las de condensación de alta eficiencia, preparadas para funcionar con energía renovable) tendría un efecto adverso en el necesario proceso de transición energética.

Por tanto, las bombas de calor son una buena solución tan sólo en hogares con una renta media disponible elevada y una edificación horizontal, como es típica en muchos de los países del norte de Europa, donde predominan las viviendas unifamiliares. Por el contrario, las características de la edificación residencial en España, donde alrededor del 70% de las viviendas se encuentran en edificios y ocupan una superficie inferior a los 105 m2, dificultan o hacen prácticamente imposible su adopción a tenor de los requisitos de espacio exigidos por los sistemas de aerotermia. Para descarbonizar el parque de viviendas nacional, por sus características medias, la caldera de condensación de alta eficiencia es la mejor opción.

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