El copyright no es todo: la inteligencia artificial y el blockchain, nuevos retos para proteger la cultura
La segunda edición del seminario online, en esta ocasión sobre las “Buenas prácticas en gestión pública de la propiedad intelectual en la cultura digital”, discute sobre nuevas formas de salvaguardar las obras de los creadores en español
La industria cultural y creativa está cambiando. Todo gracias a la digitalización. Y destacan dos aspectos. En primer lugar, más del 8% de los usuarios de Internet se comunica en español, según el informe “El español, una lengua viva 2020”, elaborado por el Instituto Cervantes. De hecho, es el tercer idioma más usado, solo por detrás del inglés y el chino. Además, el español ha experimentado un crecimiento en Internet del 1.511% en el periodo 2000-2020. El inglés, de un 743%. Es más, en la edición 2021 del mismo estudio se recuerda que, desde la puesta en marcha del Instituto Cervantes, la comunidad hispanohablante ha crecido casi un 70% y se estima que en el año 2068 la formen más de 726 millones de personas en todo el mundo. Esta situación supone un gran reto para el sector: potenciar la cultura en español.
Por otro lado, la tecnología juega un papel clave en esta nueva era de la cultura. La revolución digital debe servir para garantizar las culturas tradicionales y la diversidad local de la cultura iberoamericana en todo el mundo. Pero también para salvaguardarla. Escritores, músicos de toda la vida, directores de cine… Todos estos profesionales, gracias a empresas como las discográficas o las editoriales, pueden hacer público y comercializar su trabajo. Pero ¿cómo pueden protegerlo?
Aurelio López-Tarruella, director de la Cátedra Iberoamericana de Cultura Digital y Propiedad Intelectual de la Universidad de Alicante – OEI, lo tiene claro. “Organismos como los ministerios de Cultura o las oficinas de Propiedad Intelectual deben adoptar políticas y normas que garanticen la protección de estas creaciones”, asegura. Habla, por ejemplo, de “sanciones a la piratería digital”; pero también de “concursos o ayudas” para fomentar la creación de nuevas piezas culturales. Y la industria va ya por el buen camino. Un ejemplo: en 2020, la piratería digital cayó en España un 7%, justo en un año que, debido al confinamiento, hubo un consumo más elevado de contenidos culturales.
Del copyright a los protocolos antipiratería
En este contexto, durante el mes de julio tendrá lugar de la mano de la Organización de Estados Iberoamericanos (OEI) la segunda edición del seminario avanzado en Propiedad Intelectual, este año titulado “Buenas prácticas en gestión pública de la propiedad intelectual en la cultura digital”. Se trata de una formación gratuita y online que pone énfasis en el papel de la cultura iberoamericana en el mundo y que debatirá sobre cómo proteger su valor.
Destacan ponentes como Adriana Moscoso, directora de Industrias Creativas en el Ministerio de Cultura de España, que hablará sobre la negociación y los protocolos antipiratería; o Shira Perlmutter, copyright register de los Estados Unidos, que comentará el papel de la Inteligencia Artificial. Por su parte, Valentina Delich, profesora de FLACSO en Argentina y miembro del grupo de expertos de la Cátedra Iberoamericana de Cultura Digital y Propiedad Intelectual, debatirá sobre las principales prácticas de gestión en algunos ámbitos en particular como “los museos, bibliotecas y archivos”. Además, analizará “cómo impactó la covid-19 en esas prácticas y cuáles de ellas han venido para quedarse”.
El objetivo de esta formación -organizada por la Cátedra Iberoamericana de Cultura Digital y Propiedad Intelectual- es doble. Por un lado, favorecer que las personas que trabajan en organismos públicos en el sector cultural y de la educación sepan más sobre “propiedad intelectual”, explica Aurelio López-Tarruella. Y, por otro, “promocionar el intercambio de conocimientos entre profesionales que trabajan en el mismo ámbito, pero en distintos países”.
El seminario consta de cinco sesiones donde se pondrá el foco en “cuestiones clásicas de la propiedad intelectual, pero que vuelven a estar de actualidad como el papel del registro de derecho o las obras en el dominio público”, cuenta López-Tarruella. También se tratarán “cuestiones novedosas como la tecnología blockchain en la gestión de los derechos de propiedad intelectual o la manera de afrontar la regulación de las creaciones artísticas generadas por sistemas de Inteligencia Artificial”, añade.
El principal desafío futuro de este sector es crear una cultura de respeto al trabajo creativo
Al final, el principal desafío futuro de este sector es crear una “cultura de respeto” al trabajo creativo, opina Marco Antonio Morales, director del Instituto Nacional del Derecho de Autor de México, INDAUTOR, y exalumno del anterior seminario. Se trata, para él, de tomar decisiones que, entre otros aspectos, “garanticen el acceso a los contenidos culturales y la propia redistribución de la riqueza cultural”.
Por su parte, el director de la Cátedra recuerda que los problemas y oportunidades de los países iberoamericanos en cuanto a la cultura son similares, y destaca uno de los grandes valores diferenciales de esta formación online: “podemos aprender ejemplos a seguir de nuestros pares”. A esta idea se suma Delich, quien puntualiza que es fundamental “la cooperación para generar espacios de intercambio entre todos los participantes y generar nuevas ideas”.
Y esa relación entre iguales es lo que más le gustó a Marco Antonio, director de INDAUTOR en México. Para el alumno de la primera edición lo mejor del seminario fue “la metodología y el proceso de enseñanza-aprendizaje”. Y lo fue porque fomenta una “retroalimentación en todos los niveles y se construye entre todos”.
Su principal aprendizaje, finaliza, fue “identificar las distintas necesidades para cada uno de los sectores culturales o industrias creativas”. Por ejemplo, en el sector musical, explica el exalumno, es importante tomar conciencia de cómo los “editores, productores, las sociedades y los ahora intermediarios, como Spotify o Deezer, garantizan una remuneración justa a los compositores, cantantes y músicos”. Proteger a los creadores de contenido cultural y digital es, para Marco Antonio, luchar por que “los creativos no acaben siendo el eslabón más débil en la cadena de valor”.